La tarde lluviosa no fue un impedimento para que decenas de personas se dieran cita en la Carpa Astros para disfrutar de la música del grupo británico, The Adicts. La fila para entrar al inmueble era larga. Había quienes se cubrían con las gorras de sus sudaderas y también los valientes que aguantaban la lluvia. Ya en el lugar, había personas que tomaban una cerveza o fumaban mientras calentaban motores para el show.
La pista de la Carpa Astros se iba llenando poco a poco. Los espectadores entraban con cerveza en mano y buscaban un lugar para poder ver bien el concierto. La mayoría de los asistentes traían el cabello pintado de algún color, otros se lo cortaron en forma de moicana. Su ropa tenía estoperoles. Usaban botas negras. Los tatuajes y perforaciones en ellos eran visibles.
Algunas mujeres iban vestidas con camisas negras o de cuadros, shorts de mezclilla, medias de color negro y en las pantorillas se notaban los tatuajes. Los hombres llevaban pantalones negros, camisetas con el logotipo de The Adicts y un chaleco con estoperoles. Todos entraban por los túneles con luces azules y moradas. Había quienes querían iniciar su propio slam y empujaban a las chavas.
Minutos antes de iniciar el concierto, Pete Dee, inadvertidamente, caminó alrededor de la Carpa. Al pasar por uno de los túneles, una chica lo vio, le pidió una foto y él aceptó. La tomó del hombro y sonrío hacia la cámara mientras ella lo abrazaba. Sus amigos aprovecharon para tomarse una imagen del recuerdo. La chava le dio las gracias, brincó, lo volvió a abrazar y él la sujetó entre sus brazos meciéndose de un lado para el otro. Se despidieron y él continuó su camino.
En el escenario se encendieron las luces moradas, azules y rosas. Los músicos salieron a escena y tomaron sus instrumentos. El baterista, Michael Davison, se subió al banquito de la batería y movió sus batacas al ritmo de la 9na. Sinfonía de Beethoven.
Las primeras notas de “Joker” sonaron y Keith ‘Monkey’ Warren se colocó en la espalda una capa de color rojo con detalles negros que simulaban las alas de una mariposa cuando la extendía. Portaba un sombrero blanco con triángulos rojos y negros, corazones rosas. Traía la cara pintada como un mimo. Durante su espectáculo lanzó algunas cartas de póker hacia el público. Continuó con “Horrorshow”, “Tango” y “Easy Way Out”.
Bailó con un paragüas blanco. Al abrirlo, salieron tiras de papel de diversos colores, las cuales colgaban y las acomodó en su micrófono. Con sus manos y brazos hacía movimientos suaves y lentos de un lado a otro mientras interpretaba “Numbers” y “Troubador”.
Se despojó de su sombrero y saco blanco. Se quedó con una camisa del mismo color y un chaleco negro que brillaba con las luces. En sus muñecas traía pulseras con cuentas moradas y verdes. En sus manos usaba guantes blancos. Tomaba el micrófono y se inclinaba a su público para interpretar “Fuck It Up” y “Fucked Up World”.
Se cambió su chaleco negro por uno del mismo color, pero con bolitas plateadas, las cuales simulaban lunares. Interpretó “Life Goes On”. Los guitarristas movían hábilmente sus manos para conseguir los mejores acordes. El baterista los guiaba con el ritmo y movía la cabeza. Continuaron con “Johnny Was”.
Temas como “I Am Yours” y “Angel” propiciaron que ‘Monkey’ se quitara el chaleco y bailara a lo largo del escenario mientras cantaba. Se quitaba y se ponía el sombrero como Alex DeLarge, aquel personaje de Naranja Mecánica de Stanley Kubrick.
Extendía sus brazos a los lados y cantaba “Genie” hacia su público. Una chica con el cabello teñido de rubio se subió a los hombros de un chico. Ella cantaba y bailaba. En algunos momentos sacaba su celular para grabar o tomar fotografías. Gritaba esperando que sus ídolos la voltearan a ver.
Inició “Gimme Something” y se pudieron observar más chicas sobre los hombros de sus acompañantes. Los que las cargaban brincaban. Algunas se sujetaban de la cabeza de ellos y otras simplemente se dejaban llevar por la música. Movían y agitaban sus brazos. Cantaban con sentimiento.
El vocalista de The Adicts se movía de un lado a otro con el pedestal o base del micrófono. Jugaba con él y lo inclinaba. Al interpretar “Chinese Takeaway”, “Bad boy” y “Crazy” caían papelitos de colores sobre el público. ‘Monkey’ tocó las cuerdas de la guitarra de Pete Dee. La gente bailaba sin parar. Desde la parte de atrás se veían pequeños mini slams. El cantante presentó a todos los músicos y adornaba su espacio con papeles o tiras de colores.
Para cantar “Steamroller”, el vocalista se quitó su camisa blanca, la enrolló y la lanzó hacia el público. Portaba una camiseta con curvas formadas por las lentejuelas en la tela. Su maquillaje blanco se caía poco a poco con el sudor. Arriba de sus labios se alcazaba a percibir su piel. Se subió a la infraestructura del lugar y la gente se empujaba para poder tenerlo más cerca.
Antes de interpretar “Who Spilt My Beer”, el vocalista tomó una botella de cerveza, la inclinó y la dejó caer sobre un vaso transparente que colocó en el suelo entre sus pies. Se agachó, levantó el vaso y se lo puso sobre la cabeza. Pete Dee hizo un movimiento con su guitarra y gotas de cerveza se cayeron del vaso.
Muchos estaban con sus celulares en mano. Esperaban el tema más famoso de The Adicts, “Viva La Revolution”. El público la coreó. Algunos bailaban y alzaban los brazos con ritmo mientras otros grababan la canción. Pete Dee tomó la bandera tricolor mexicana con la que agradeció el cariño de los mexicanos hacia la banda. La sujetaron los demás músicos. El vocalista la colocó sobre sus hombros.
Se veían burbujas que flotaban, la utilería de la banda, entre la que resaltaba las bolsas de ‘Monkey’. Del fondo del escenario salieron varias pelotas que los músicos lanzaron hacia el público. Algunas eran transparentes con puntitos rojos, amarillos y rosas. Otras eran totalmente blancas y en medio traían en color negro el logotipo de The Adicts. El público brincaba mientras se pasaba las pelotas durante el tema “You’ll Never Walk Alone”.
Al final, los músicos ingleses se reunieron en el centro del escenario para despedirse de su público mexicano. Algunos de los asistentes al concierto se tomaban la foto del recuerdo, otros caminaban hacia los túneles para evitar tardarse en salir. La banda legendaria de punk, The Adicts, agradeció a todos los que fueron al concierto y se tomó la famosa foto del recuerdo con su público de fondo.
Texto y fotos: Jacqueline Ponce