La violencia contra las mujeres es una realidad diaria en la República Mexicana, donde incluso del 2000 al 2015 se cometieron 28 mil 710 asesinatos contra las mujeres y, en el Estado de México, en 2015 se cometieron 406 casos, 17% de los homicidios a nivel nacional, de acuerdo con datos del INEGI.
En las últimas semanas la Universidad Nacional Autónoma de México, la universidad más reconocida del país, ha sido el centro de atención por dos casos de diferente magnitud: los comentarios misóginos del entonces conductor de Radio UNAM, Marcelino Perelló, y el asesinato de una joven en la máxima casa de estudios, quien fue encontrada en una caseta telefónica.
La UNAM tiene un problema y es no afrontar su realidad por preocuparse en otras cuestiones de imagen. Cabe recordar incluso las letras que fueron colocadas y pintadas por integrantes de una manifestación. Si bien esas letras modernas forman parte de una parte recreativa de la sociedad contemporánea, está en un lugar que es Patrimonio UNESCO. Recordemos que esos letreros ya se han visto envueltos en polémica, precisamente el que fue colocado en el Centro Histórico de Oaxaca.
¿Los comentarios de Marcelino Perelló habrán sido los primeros que había dado en torno a las mujeres? Si bien los comentarios en su programa Sentido Contrario “Sin verga no hay violación. Con palos de escoba, dedos y vibradores no hay violaciones”, “Meter los dedos no es para armar un desmadre estrepitoso” y “si les gusta, no te hagas pendeja. Hay mujeres que sólo han sentido un orgasmo cuando son violadas, eso es algo registrado en la literatura especializada” fueron hechos a título personal y no en representación de la máxima casa de estudios, ¿cómo es que se permitían? ¿Dónde está la producción preparada para el programa? Y sobre todo, ¿qué cosas diría en sus clases? Pues Perelló también era docente de la UNAM.
La UNAM no ha puesto los ojos en sus aulas. Incluso hay estudiantes no sólo de las facultades que están en Ciudad Universitaria, sino en las Facultades de Estudios Superiores, que han denunciado acoso por parte de docentes. ¿Hasta qué punto es tolerable la libertad de cátedra? ¿Hasta dónde es comprensible la autonomía en un estado de excesos?
Si la joven de 22 años, encontrada sin vida en las inmediaciones de Ciudad Universitaria, estuvo antes en una fiesta en las áreas verdes de la UNAM con su pareja, consumiendo bebidas alcohólicas y drogas, ¿dónde estaba la vigilancia de la UNAM? ¿Cómo llegaron todas bebidas y sustancias a las instalaciones? ¿Acaso con una disculpa y asegurando que trabajarán con la Procuraduría el rector Enrique Graue está en deuda con la comunidad?
La violencia en la UNAM es una realidad. En noviembre del año pasado, El Universal dio a conocer que en mes y medio la Universidad Nacional recibió 70 denuncias por violencia de género y de 2003 a 2016 la Unidad de Atención y Denuncias y las oficinas jurídicas de la UNAM recibieron en total 396 quejas por acoso, abuso y hostigamiento sexual.
No, la violencia de género en la UNAM no se soluciona con letreros donde se lee que los estudiantes respaldan la igualdad de género, se resuelve con acciones.
Por: Humberto de la Vega (@RevistaExt)
Foto: Especial