0 0
Read Time:4 Minute, 22 Second

Si en su momento las marimbas, trompetas y güiros fueron las razones principales por las que esta banda se volvió tan importante para millones, pues eran elementos antes inimaginables en el rock, 20 años después tuvo que llegar una multinacional a sacarlos de una comodidad impropia de artistas que revolucionaron la música en español.

Antes su problema principal era vender discos –para que les compraran ¿Y Dónde Jugarán Las Niñas?, ellos mismos tuvieron que ofrecer el disco en las calles del otrora Distrito Federal, hasta que en Coyoacán les robaron parte del material. Ahora, en pleno 2017 hacían conciertos más por compromiso que verdadero amor al arte o simplemente porque gozaran profundamente tocar ante miles.

Es así que a finales de 2018 nos encontramos en el Teatro Metropólitan para presenciar un desconecte que volvió a probar la majestuosidad de una banda que si bien en un principio no pretendía ser antistablishment, lo logró gracias a su desfachatez.

Y “Here We Kum” es la melodía que arranca esta velada repleta de veinteañeros, treinteañeros, cuarentañeros y hasta uno que otro niño, hijos de estos amantes del rock, quienes disfrutan plácidamente de Molotov… desde la comodidad de sus asientos.

“Amateur” es bien recibida como siempre pero nada extraordinario. Y si algo más allá de lo normal pasó con Molotov es el MTV Unplugged que hoy debería estarse celebrando con bombo y platillo, el sold out de tres fechas y tres noches más en enero, no deberían ser suficientes para su gente pero, hasta el momento, lo es.

Antes de “Noko”, el tenor definitivo de la noche puede haberse sentenciado, puesto que Micky está plácidamente sentado en un sillón con su bajo sobre las piernas.

Y el confort es todo lo que Molotov ya no necesita. Y es en esa zona en la que esta noche su público se encuentra, pues más allá de unas cuantas manos levantadas y gritos de aparente felicidad, no hay más muestras de amor y cariño a la agrupación que lleva más de dos décadas brindando rebeldía y descaro en México y el mundo.

“Hit Me” podría justificar esta relajación multitudinaria, si es que no supieran la potencia, sinceridad e importancia de su letra anti abuso de autoridad. 

“Dreamer” resulta hasta el momento la melodía más aburrida de la velada, y por supuesto que no es por la canción, sino la actitud del público que es sumamente opaca e intrascendente.

Definitivamente la gente sigue sin entender que más volumen solo hace sonar la música más fuerte, no más clara ni potente; puesto que aunque el sonido en el Metropolitan esta vez es perfecto, el público nada más no levanta con “Blame Me” ni con “Y Oleré, Y Oleré, Y Oleré El UHU”, aunque ésta última sí es una de las canciones más alabadas hasta el momento.

“Lagunas Metales” vuelve a levantar el tempo de la música pero la gente no va más allá de corear algunos extractos de este track de Agua Maldita.

“Gimme Tha Power” enciende un poco más a la gente, pero solamente la frase “¡Viva México, cabrones!” hace vibrar este lugar tan teatral y poético… y tan desperdiciado. Porque las personas pasan una y otra vez por los pasillos del Metropólitan, da igual qué rola este sonando, ahorita es “DDT”.

Tiene que aparecer Nahoko Kobayashi, con su legendario y enorme tambor japonés, para hacer retumbar el recinto antes y durante “Dance And Dense Denso”, canción que antes provocaba madrazos entre la multitud pero que hoy sigue descaradamente retacada en sus butacas.

Hasta en “Mátate Teté” el señor de los teclados, Melchor Magaña, es mucho más energético y animado que las miles de almas hoy reunidas. Quienes seguramente no quieren tanto a Molotov como para devolver todo el poder y amor que desde el escenario está brindando la banda.

…Y el milagro ocurre, “Frijolero” logra que la gente por fin deje de ser comodina y se levantan de sus asientos para hacer de este show un auténtico concierto de rock.

Poco importa que “Voto Latino” tenga muchísimos elementos que nada tienen que ver con el género, eso es otro de los factores por los que ‘La Molocha’ es y seguirá siendo grande, atreverse a hacer lo que les sale de los huevos, del alma, nada de poses.

“Cerdo” y “Me Convierto En Marciano” también logran mantener levantado a este complicado aburrido público. El cual seguramente se arrepentirá de su pasividad si algún día se da cuenta de lo que tuvieron enfrente y no supieron vivir a plenitud.

Aunque todos esperan el himno ‘molocho’ por excelencia, este cuarteto ‘mexica’, que gracias a estar desenchufados ahora es de siete integrantes o más, “Rastamandita” suena en las bocinas del recinto y por fin los fanáticos hoy reunidos explotan en júbilo.

El éxtasis total llega cuando “Puto” suena en el Metropólitan. Y esa fue la ultima melodía de la noche, aunque la gente chifla y pide más. Pero las emociones que dejaron pasar minutos y canciones atrás, no volverán, al igual que Molotov, la bomba que estalló veinte años atrás y que hoy sólo ellos podrán explotando o apagando.

Ángel Caballero (@AngelReject)
Fotos: Cortesía Ocesa

Happy
Happy
0 %
Sad
Sad
0 %
Excited
Excited
0 %
Sleepy
Sleepy
0 %
Angry
Angry
0 %
Surprise
Surprise
0 %
Previous post La carrera por llegar a <i>playoffs</i> se intensifica en la segunda mitad de la NFL
Next post <i>Mowgli: Relatos del Libro de la Selva</i> llega a Netflix en diciembre

Average Rating

5 Star
0%
4 Star
0%
3 Star
0%
2 Star
0%
1 Star
0%

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *