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¿Alguna vez te has preguntado cómo viven y trabajan los empleados de los complejos hoteleros a los que asistes? Ojalá que sí porque si no seguro eres una de las tantas molestias que rondan por todos lados creyendo que el mundo vive para ellos. Pero no olvides que si no vives para servir, no sirves para vivir.
En un principio Tiempo Compartido es la historia de dos familias diferentes vacacionando en Acapulco y que llegan a un hotel el cual por error las hospeda en la misma villa.
Es así como conoceremos a ‘Eva’ y ‘Pedro’ (una muy agradable Cassandra Ciangherotti y un Luis Gerardo Méndez totalmente fuera de su zona de confort actoral pero igualmente memorable); padres de familia de un pequeño niño al que quieren con todo su ser y consienten como el hijo único que es.
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el otro lado están ‘Abel’ (un Andrés Almeida muy profesional e incómodamente amistoso), su mujer y dos chamacos; quienes son muy abiertos y hasta cierto punto irritantes por su total falta de tacto. Hablan sin pensar.
Por lo que ‘Pedro’ tratará de hacer que su familia no se junte mucho con la de ‘Abel’, cosa que será prácticamente imposible.
Por otra parte conoceremos a dos empleados del resort quienes se encuentran en diferentes etapas de su carrera, mientras que uno lleva años en el mismo puesto, la otra está ascendiendo poco a poco.
Pero aún así ‘Gloria’ (una Montserrat Marañon que siempre ha tenido un rango actoral mucho más que el de comedia) y ‘Andrés’ (Miguel Rodarte en uno de sus papeles más importantes dentro de la actuación, si no es el que más) se ven fastidiados de vivir cuando no están trabajando. Y si ellos no lo dicen, ni parece que son esposos.
De esta forma Tiempo Compartido nos cuenta dos historias que están mucho más unidas de lo que parece, y no solo porque todos se encuentran en el mismo complejo hotelero. Sino porque debajo de la superficie hay un entorno muy tóxico y nocivo.
El cual ha invadido la cabeza de muchísimas personas en México y el mundo y los resume perfectamente uno de los personajes clave de la película: “El propósito de la vida es el éxito”.
Poco importa que ese ‘éxito’ sea a costa de tener trabajadores, que en realidad parecen más esclavos que otra cosa, ya que están sometidos con base en, medias verdades, mentiras y “positivismo”.
A final de cuentas esta cinta no es tan tonta ni tan gris como parece, al contrario, hay algo muy oscuro detrás de la aparente casualidad que envuelve la historia de ‘Pedro’; y es nuestra labor como espectadores del séptimo arte leer todos los subtextos que esta cinta del joven director mexicano Sebastián Hofmann nos ofrece.
Así podremos llegar a mínimo dos lecturas esenciales en Tiempo Compartido: Entiendes todo como un absurdo que solo a los ‘tontos’ les puede pasar, o lo ves como un ejemplo de que lo común, lo ordinario, lo corriente, es más peligroso de lo que parece.
Por: Ángel Caballero (@AngelReject)
Fotos: Cortesías
