Hoy en día el EDM (Electronic Dance Music) es un subgénero musical que vuelve locos a millones; Skrillex, Deadmau5 y hasta David Guetta son sus representantes principales. Por lo que muchos habían olvidado a un par de sujetos que desde el siglo XX hicieron de la música electrónica un género trascendental e importante: The Chemical Brothers.
Quienes este año lanzaron un disco totalmente nuevo y con colaboraciones de artistas mundialmente conocidos e idolatrados, tales como St. Vincent y Beck, demostrando así que no estaban muertos sólo se preparaban para volarnos las cabezas con sonidos que no necesitan nada del EDM, y aún así son igual o más emocionantes y alucinantes.
Born In The Echoes pudo haber sido un intento irrisorio de volver a la industria, con el sonido que ha hecho de The Chemical Brothers las leyendas vivientes de hoy en día, sin el más mínimo riesgo y propuesta musical.
Afortunadamente para todos los que hemos bailado, cantado y gritado sus canciones esto no sucedió. Born In The Echoes debe ser escuchado con mucho cuidado, pues; una botella de alcohol, un porro de marihuana o una tacha ingerida, hará que tengas los delirios más enfermos de tu vida.
“Sometimes I Feel So Deserted” es un track que empieza de forma monótona y repetitiva –algo muy común en la música electrónica–, sin embargo no es más que el arranque de un viaje desértico-espacial.
Lo que da paso a “Go”: The Chemical Brothers en su forma más sencilla pero jamás simple. Si alguien no se emociona repitiendo: We’re only here to make you / We’re only here to make you / We’re only here to make you / We’re only here to make you… GO! Está perdido.
Contando con la bella voz de St. Vincent, “Under Neon Lights” suena a éxito instantáneo, pues contrastan su suave cantar con la fuerza eléctrica y por momentos psicodélica de los Brothers.
“EML Ritual” como lo indica su título, es una ceremonia, oscura y por momentos densa, que con levantones rítmicos te sumerge en un ambiente fiestero y al mismo tiempo lúgubre.
Uno de los experimentos que podrían ser menos agradables, por exagerar en sus distorsiones sonoras, es “I’ll See You There”; sin embargo es igual de potente e interesante que todo lo que llevamos de Born In The Echoes.
“Just Bang” está basado en el sonido de diversas percusiones que no suenan del todo mal pero son algo menor a lo que hemos escuchado en este disco.
La larga “Reflexion”, empieza de manera simple pero poco a poco se va desenvolviendo en ritmos y sonidos que además de futurísticos son altamente bailables pues tienen un sello muy a The Chemical Brothers de los 90.
En contraste, “Taste of Honey” es un viaje más dulce y hasta un tanto introspectivo, con momentáneos trinar de aves y zumbar de abejas que la hacen muy peculiar.
La canción que da nombre al álbum, “Born In The Echoes”, le da otro sonido futurista al disco pero es demasiado corta y repetitiva como para ser inolvidable.
“Radiate” nos va preparando para terminar este viaje intergaláctico-psicodélico, con sonidos agudos, pausados y calmos que van in crescendo.
Para finalizar con “Wide Open”, tal vez la canción más pop del disco, pero no por ello menos impactante. Un poderoso punto final, acompañados de Beck, con un estribillo que fácilmente se volverá un clásicos de estos maestros de la música electrónica
Born In The Echos; el regreso sobrio, calmo, pero el mismo tiempo fuerte y magnífico que sólo un par de genios como ellos pudieron haber concebido, que además sirve para iluminar a todos los despistados que creen que la música electrónica es “punchis-punchis” barato, sin sentido, ni dirección.
Por: Ángel Caballero