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Juana (Diana Elizabeth Torres) es una madre soltera mexicana en Oakland, California que vive con su hija y padre. Años trabajando en la industria alimentaria la han hecho muy rápida con las manos. Pela y rebana a gran velocidad en el pequeño carrito de frutas que atiende junto a su Apá (Rodrigo Duarte Clark). Sin embargo un día cualquiera él la deja unas horas sola con el puesto y dos tipos la asaltan dejándola sin un centavo de lo vendido.
Es gracias a ello, sumado a su descontento con esa labor, que busca un trabajo más seguro y estable. En esa búsqueda llegará a un restaurante japonés local, donde fungirá como asistente de cocina y de esta forma descubrirá todo un mundo nuevo, aparentemente, muy alejado de lo que conoce.
De esta forma, la especial relación que tiene con la comida (en su carrito de fruta no permitía que se sirviera jugo de limón embotellado, para botanear unos pedazos de sandia prepara una salsa especial y hasta una carne asada ‘se la chulean’) la llevará a desafiarse a ella misma y a los demás.
Ahí conocerá al vivaracho chef Aki (Yutaka Kateuchi), un profesional de la cocina quien desde el primer día que tiene a Juana como asistente descubre sus habilidades. Y lejos de envidiarla, criticarla o menospreciarla, la ayuda y hasta en silencio se muestra atento y respetuoso a la dedicación que ella le presta a su trabajo.
Todo ese ‘nuevo mundo’ Juana lo llevará a su pequeño hogar, donde también sigue aprendiendo y practicando lo visto en su día laboral. Sin embargo ello no le gusta mucho a su papá, quien inclusive se muestra más infantil y molesto que su hija misma, Lydia. Pero hasta él tiene una evolución trascendente en la cinta que también vale la pena presenciar.
Así, Juana descubre su hambre de conocimiento que sumada sus habilidades ya desarrolladas a lo largo de su complicada vida, la harán querer ser una sushi chef. Pero el dueño del restaurante, Mr. Yoshida (Roji Oyama), no es tipo tan especial como Aki, y si quiere convertirse en toda una profesional de la cocina de la nación del sol naciente, deberá esforzase al triple… y tal vez ni así Yoshida la acepte y, más importante aún, respete.
Diferencias culturales, raciales, étnicas y profesionales; son los temas principales de este largometraje dirigido por el estadounidense Anthony Lucero, quien sin milagros guadalupanos ñoños, risibles y ridículos, da testimonio de que sólo el trabajo, responsabilidad y preparación, vuelven los sueños realidad.
Sushi A La Mexicana (East Side Sushi); declaración pro-migrante sin necesidad de ser sentimentaloide ni maniquea. Pues desecha el controvertido tema de ‘las razas’, tan sobajado por tipos como el sorprendente (en el más vergonzoso sentido de la palabra) Donald Trump, y prefiere mostrar el común denominador no sólo de los japoneses y mexicanos en EUA, sino de la mayoría de los migrantes en ese país, el cual si hoy en día es tan importante y poderoso se debe al trabajo duro de sus minorías.
DIRECTOR Y PROTAGONISTA TESTIFICAN
El camino de Anthony Lucero para darle vida a East Side Sushi empezó en el 2012. “Sinceramente no esperaba que el filme tuviera demasiada vida. Pues su target principal es el público latinoamericano y generalmente eso no basta para sostener una cinta en los Estados Unidos”, sostiene su realizador.
En ese año ni siquiera podía conseguir distribuidor. Pero cuando HBO la tomó, la película pasó de ser la más rechazada a la más querida y es gracias a todo ello que este fin de semana llega a nuestro país con Garantía Cinépolis, lo cual promete, por lo menos, un mediano éxito para esta cinta, la cual es ideal para ver en familia y dejarse cautivar por la rebeldía de Juana, la testarudez de su Apá, la dulzura de Lydia, el compañerismo y profesionalismo de Aki, y hasta al indoblegable Mr. Yoshida.
Además, la música original de Alex Mandel, que al ser de una cinta de bajo presupuesto solamente contó con 10 músicos (los cuales fueron colocados en una pequeña sala, y puestos en fila para que tocarán sus respectivos taikos -tambor tradicional japonés-, en diferentes tiempos para darle mayor fuerza al sonido), no fue impedimento para ser esencial en esta película.
“La cara de los Estados Unidos es esta mexicana, le guste a Trump o no. Es un orgullo grandísimo estar en esta cinta, es mi primer protagónico, y lo tomé con mucho amor y respeto para y por los mexicanos, guatemaltecos, hondureños y más. Porque los latinos son el soporte de los Estados Unidos de América”, puntualiza la retadoramente inteligente Diana Elizabeth Torres.
Por: Ángel Caballero
Fotos: Del autor y Facebook Oficial de la película
