El mar puede ser cautivador, hermoso e inmenso, y sin embargo esas mismas características se pueden volver en tu contra cuando su encanto hechizante, su hermosura embustera y su inmensidad infranqueable, te devoran sin que apenas te hayas dado cuenta.
Así mismo es la depresión, una patología que te sumerge en una tristeza profunda tan peligrosa que inclusive te impedirá saber que hay otras formas de ver el mundo. Tal cual le sucede a Isabel… hasta que conoce a Nicolás.
Nicolás (un afable Pablo Derqui) es un fotógrafo español que radica en la Ciudad de México y padece epilepsia desde su infancia, esta circunstancia lo obliga a cuidarse y llevar una vida que en apariencia es normal pero que le implica varios sacrificios. Isabel (una misteriosa Ilse Salas) es una treinteañera con la vida resuelta… sólo en apariencia. Su mamá (una precisa Rosa María Bianchi), enferma y hundida en otro tipo de depresión y adicción, le traerá más problemas y aún así la intentará salvar.
De manera fortuita (‘buena’ o ‘mala’ les tocará decidir a ellos y a nosotros como espectadores) Isabel y Nicolás comenzarán una relación a pesar de sí mismos; de sus demonios, fantasmas, complejos, debilidades,… lo que podría dar pie a una vida juntos.
Aunque Nicolás tiene una enfermedad terminal los momentos que pasamos con Isabel resultan más largos y pesados; una acertada manera de exponer su depresión, lo cual forma parte del trabajo realizado por su directora, la mexicana Katina Medina Mora, quien con éste presenta el segundo largometraje en su carrera.
Es ella misma quien cuenta que tuvo que hacer un muy largo casting, por separado, para encontrar a las actrices ideales para interpretar a madre e hija, pues sólo de esta forma comprendería perfectamente si iban a funcionar juntas. Y lo cierto es que difícilmente podría haber una mejor relación entre Bianchi y Salas, puesto que en pantalla se notan muy desenvueltas pese a las problemáticas y pocos momentos felices que viven.
“Espero que se haya visto que yo sí quería estar con mi hija pero al mismo tiempo no podía. Otra pulsión muy fuerte es su adicción a las pastillas, un personaje bastante devastado”, asevera Rosa María Bianchi en conferencia de prensa, respecto a su papel en la cinta.
Por otra parte el productor, Gerardo Gatica, recordó que antes de Sabrás Qué Hacer Conmigo, hicieron LuTo, una producción muy pequeña de poco presupuesto pero que duró bastante en cartelera. Algo muy parecido a este largometraje independiente que se realizó en 15 días; “Una producción muy sencilla y donde la gran mayoría son mujeres, solo éramos como tres hombres lo cual también se agradece”, bromea Gatica.
“Una depresión que la hunde. Ni siquiera sabemos que estamos tan abajo porque no conocemos otra cosa”, expone Ilse Salas al ser cuestionada sobre la complejidad de su personaje en la cinta.
Al hablar sobre Nicolás, es la co-guionista española Emma Bertran (la otra es Samara Ibrahim) quien expone que había una necesidad de que el personaje estuviera solo en México, nos sólo porque ha huido de la protección familiar que tenía en España, sino para que tampoco se adentrarán mucho entre las diferencias culturales de él y ella.
La muerte es otro punto focal en Sabrás Qué Hacer Conmigo, aspecto que en la misma Bertran es muy destacable en la cultura mexicana pues considera que tenemos “un acercamiento mucho más colorido y lúdico con la muerte, nosotros los españoles no”, algo que también se refleja en el filme ya que aunque llega a ser melancólico jamás es un melodrama cliché.
Por último, Rosa María Bianchi recuerda que el que su personaje no pueda vivir con la pérdida de un hijo es algo tremendo, “por eso estuve en grupos de madres que pierden a sus hijos lo cual me supuso muy sensible. [En la cinta] Todo sucede dentro de nosotros, a pesar de que por momentos haya fuertes catarsis. Lo cual hace a la película muy rica”.
Sabrás Qué Hacer Conmigo; una obra que sin fastuosas y falsas pretensiones, tremenda sencillez, carisma y naturalidad enganchará no sólo a parejas, amantes y esposos, sino a todos aquellos quienes saben que las relaciones humanas van más allá de lo que vemos a simple vista, por eso son tan complejas e imposibles de entender… porque no hay nada que entenderles hay que vivirlas.
Texto: Ángel Caballero (@AngelReject)
Fotos: Marko Sauce
Foto de Portada: Cortesía Cinépolis