Julieta (Natalia Varela), es una talentosa chelista cuyo talento ha sido un tanto opacado al estar casada con Daniel Abad (Alfonso André), un famoso músico de la escena clásica.
Su matrimonio parece desmoronarse porque los compromisos profesionales son la principal prioridad de su esposo; por ello, una mañana que él la deja plantada ella conoce a Iván (Alfonso Dosal), un DJ que ha prometido no enamorarse.
Alejandro Sugich (quien ha dirigido proyectos como Casi Treinta estelarizada por Eiza González) nos explica en imágenes muy poéticas donde Julieta e Iván empiezan a pasear por la Ciudad de México, en lugares emblemáticos como Coyoacán y la Colonia Roma, por lo que la propia ciudad se vuelve un personaje más de la historia.
“La selección de locaciones surgió como una idea… un poco hipster, escogí los lugares que más me gustan. Si a mi me estuviera pasando exactamente lo que sucede en la película, ¿A dónde llevaría a la chica a pasear?
“En el Lago de Chapultepec, mi idea era hacer algo súper romántico y lo sacamos muy bien, o en la escena del Castillo, que se ve precioso. Pero realmente si tú te paras allí, no se ve el castillo, lo que hicimos es que lo recreamos en 3D; lo volteamos y lo agrandamos, para poder tener perspectivas”, explica Sugich.
Teniendo como foco a tres personas dedicadas a la música, ésta se volvió un elemento importante del filme, además de los sonidos ambientales; pues es a través de ellos que conocemos más a los personajes: sus vidas, sus motivaciones, y sus sueños.
Se planteó además un paralelismo entre los personajes de Iván y Daniel; uno un joven lleno de sueños, que experimenta con los sonidos del ambiente, y que necesita estar en contacto con lo que lo rodea para poder componer; mientras que el otro, es un músico docto, requiere estar aislado y encerrado para poder crear.
“Daniel parecería representar la música clásica mientras que Iván representa a la música nueva; la idea es que hay un par de elementos muy interesantes, se plantean personajes muy distintos, blanco y negro; pero al final, la película tiene un mensaje, y es precisamente que no todo es blanco o no todo es negro”, comenta Sugich.
La diferencia en ese proceso creativo, y la nacionalidad de los personajes, también terminó jugando un papel importante en esta historia.
Por momentos, esta cinta recuerda a otros grandes filmes como Historias de Lisboa de Wim Wenders, Antes del Amanecer de Richard Linklater o Manhattan de Woody Allen.
“Me clavé mucho con Anni Hall de Woody Allen, para la actuaciones, para los plano secuencias, desmenucé las películas de Linklater, esas películas son con las que me clavé.
Manhattan también, Woody Allen es el director que se me vino a la cabeza rápidamente, quería hacer una película defeña, de la Ciudad de México, como este cine de los 70, 80 de Allen, que era películas neoyorquinas”, acota Sugich.
Prometo No Enamorarme cuenta con una inversión total de poco más de 17 millones de pesos, la producción ejecutiva de Gastón Pavlovich, uno de los cineastas más influyentes de la industria nacional y quien ha colaborado en años recientes con Martin Scorsese y llega este viernes 8 de junio en 239 las salas comerciales bajo el sello de Cinépolis Distribución.
Redacción (@RevistaExt)
Fotos: Cortesía Cinépolis Distribución