Pasión en presente, de Israel León Fájer, deja una sensación de vacío al salir del foro. Su narrativa ahonda en diversas realidades, rompiendo de esa forma los límites entre vida real, ensayo, obra de teatro y cortometraje.
El espacio libre tras la puesta en escena lleva a preguntarse qué tanto de nuestra vida es ficción, ¿somos quienes somos o en realidad somos los personajes de una obra?
Los dos lenguajes (teatral y cinematográfico) y el rompimiento de la cuarta pared son factores que impulsan estas reflexiones y que hacen que el público llegue el momento en que se pregunte qué está viendo, duda que también tienen los actores/las personas que están en el escenario.
El pretexto de la obra es una pareja que realiza el ensayo para la presentación de Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare. Sus emociones los traicionan y hacen que dicha práctica fracase en repetidas ocasiones, pero en esas fallas encontrarán la oportunidad para conocerse en realidad.
El trabajo experimental de León Fájer es atractivo y su resultado es inusual. La forma del texto está cuidado de la forma en que cada lenguaje y práctica embonan entre sí. Aparecen instantes atractivos que invitan al auto conocimiento psicológico y filosófico, y otros momentos en que se siente un lento transcurrir de la historia. El final completamente inesperado le da un plus a la obra.
Fotografías: Néstor Ramírez Vega
Los pensamientos sobre la juventud y el amor son aceptables, mostrando su lado humilde y egoísta a partir de la experiencia de cada personaje. Su discurso sobre la seducción y la feminidad es apropiado. La mujer no es un ente pasivo en el amor, sino en ella recae la esencia amorosa a partir de la aceptación del pretendiente. Por otro lado, encontramos que también el cortejo femenino ha tomado fuerza, los papeles cambian y la sociedad se adecua, lentamente, a esta exploración.
Interactiva, novedosa, atrevida y tremendamente pasional. Pasión en presente se presentará todos los jueves, hasta agosto 25, a las 20:45 horas en el Foro Shakespeare.
Por: Néstor Ramírez Vega (@NestorRV)