En un inicio todo era oscuridad. Entonces llegó una pequeña luz que fue contagiando más espacios, y aparecen una niña y un niño. Gabriela Huesca retomó el mito del nacimiento de la vida en África y creó Omordelé, un poema escénico donde cada movimiento emite una luz propia.
Esta obra muestra el surgimiento de los seres vivos y de los seres humanos, para después dar pie a los conceptos del amor, el odio, la guerra y la paz. Los espacios vacíos permiten meditar sobre el espectáculo interdisciplinario.
La actriz, dramaturga y cantante dejó esta obra en manos de la dirección de Arturo Marruenda, quien potencia las imágenes poéticas de Huesca y le da un ritmo sublime, lo cual hace que no sólo los niños se embriaguen de las metáforas, sino también los adultos.
Son los temas que aborda y los modos de abordarlos el porqué esta obra es para todo público, descubriendo y auto descubriéndose con cada historia y explicación.
Fotografías: Néstor Ramírez Vega
¿Es su complejidad poética una razón para que los niños no asistan? En lo absoluto, pues aunque estén bien estructurados lo mensajes, éstos son directos e invitan a la acción, a no cometer los errores que no pocas veces hemos cometido.
Como lo señala el director, la obra es una analogía de lo que sucede. “En África inicia toda la vida y con ello toda la esencia. La obra habla de todas esas complejidades que enfrentamos los humanos y sí contiene algunas imágenes crudas”.
Omordelé se presentará todos los fines de semana de julio a las 17 horas en La Titería. El costo de acceso es de 100 pesos.
Por: Néstor Ramírez Vega (@NestorRV)