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Una vez más Los Fabulosos Cadillacs llenaban el Palacio de los Deportes. Con alrededor de 21 mil fans que querían disfrutar de la legendaria banda. Se veía a gente de todas las edades, desde niños hasta adultos. La pista lucía llena, tanto que en las entradas había gente. Había personas con playeras y banderas de Argentina.
Luego de la banda telonera era momento para que Los Fabulosos Cadillacs salieran a tocar. Se iluminaba el escenario, el público gritaba. Se escuchaba “Cadillacs”. La gente estaba entusiasmada. Continuaban con “Mi Novia Se Cayó En Un Pozo Ciego”. Tanto en las gradas como en la pista la mayoría brincaba al ritmo de la música.
Las notas de “Las Venas Abiertas De América” comenzaban a sonar y Flavio no perdía la oportunidad para caminar de un lado a otro del escenario y acercarse a su público. Daban paso a “No. 2 En Tu Lista”. Vicentico tomaba un pandero y lo agitaba mientras cantaba. El público aplaudía y cada vez que lanzaba un grito, se emocionaban.
Vicentico entraba en calor y se desprendía de su chamarra para cantar “El Genio Del Dub”. Su hijo Florian brincaba en el escenario. Flavio se acercaba a la tarima de la batería. Con “Demasiada Presión” la gente agitaba las manos en el aire y Vicentico se movía de un lado al otro.
Cantaban temas como “Averno, El Fantasma”, “El Rey Del Swing” y “La Tormenta”. No perdían la oportunidad para bailar. Una de las canciones alabadas por el público era “Manuel Santillán, El León”. Vicentico agitaba la mano de derecha a izquierda. “México, fuerte el grito”, animaba al público.
Llegaba el momento de las dos trompetas y del saxofón con “Destino De Paria”. Los Cadillacs bailaban sobre el escenario mientras tocaban. Con “Calaveras Y Diablitos” en las pantallas se veían animaciones como si hubieran sido hechas en Paint. En el público grababan la canción. Vicentico movía sus brazos y avanzaba bailando de un lado del escenario a otro. Tras una breve pausa en la canción, la gente seguía aplaudiendo.
“Muy buenas noches, queridos y queridas amigos y amigas. Muchas gracias por venir hoy a esta fiesta privada para nosotros. Vamos ahora a cantarla a las calaveras y a los diablos que nos acompañen hoy”, decía Vicentico a la mitad de la canción mientras hacía como si estuviera acariciando su barba y subía su brazo.
En la pantalla se veía un esqueleto con un “Saco Azul”. La gente aplaudía. “Que no te llore. Que no te busque más. Que ni te piense. ¡Qué te suelte!”. Continuaron canciones como “No Era Para Vos , “Juan” y “Canciones De Solo Para Juan”, con la que ponían en práctica sus habilidades teatrales.
Se escuchaba un sonido de la batería y las primeras notas de “La Luz Del Ritmo”. Pequeños círculos de slam en la pista. La energía se transmitía con “Carnaval Toda La Vida”. La gente se quitaba sus playeras y las agitaba en el aire. Otros grababan con sus teléfonos. Los Cadillacs abrían sus brazos al público.
Los dos nuevos integrantes de la banda brincaban sin cesar con “Carmela”. La noche daba paso para los temas favoritos del público. “Mal Bicho” no podía pasar. Como siempre, a la mitad de la canción Vicentico pedía que se hiciera una pausa, que se apagaran las luces, los teléfonos y que todos guardaran silencio. Sin embargo, había personas que no hacían caso y un chico gritaba: “Ya les habló papá Vicentico”. Después de la pausa, se retomaba la canción, se jugaba con las luces sobre el público y todos brincaban.
Al ritmo de “Matador” en la pista brincaban. En las gradas el público movía sus caderas de izquierda a derecha. Algunos con cerveza en mano. En el escenario aparecía un personaje con bata y peluca blanca: “El Profesor Galíndez”. “Buenas noches, soy el profesor Galindez”.
El momento más romántico de la noche llegaba con “Siguiendo La Luna”. Parejas de enamorados se besaban al ritmo de la canción. Los Fabulosos continuaban con “Mañana En El Abasto” y “Vasos Vacíos”.
Rumbo a la recta final sonaba “El Satánico Dr. Cadillac”. Se despedían del público con “Yo No Me Sentaría En Tu Mesa”. Todos cantaban el corito de la canción y en la pantalla aparecía la leyenda “Chau México”. Aplausos para los músicos y reverencias para el público. Como ya es típico en los conciertos de Los Fabulosos Cadillacs, a la salida la gente salía coreando: “¡O000h, oh, oh, oh, oh! ¡O000h, oh, oh, oh, oh!”
Por: Jacqueline Ponce
Fotos: Cortesía Ocesa (César Vicuña)
