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¿Cuántas veces le has mentado la madre a un político? ¿Y cuántas veces le has dado de comer a alguien sin pan? Pues tal vez si alimentaras a quien lo necesita, estarías insultando hasta al presidente de la República con mucho mayor poder e importancia. Así lo demuestran ‘Las Patronas’… y sin proponérselo.
Llévate Mis Amores, mienta madres con todo cariño. Este emocionante, triste, divertido y conmovedor documental, muestra la labor que un grupo de mujeres desempeña para dar alimento y bebida a personas que viajan con casi nada físico, pero sí con una enorme cantidad de sueños, anhelos y esperanzas de encontrar una vida ‘mejor’.
‘Las Patronas’ son desde una chica de 24 años que ya se anda preocupando por sus tres hijos, irse de Córdoba (Veracruz) para trabajar en los EUA; hasta Leonila Romero González, una cariñosa y entregada madre de familia. Todas las mamás, hijas, hermanas, tías y abuelas que protagonizan este largometraje, demuestran que una bolsa de comida puede ser una bocanada de aire para los miles de centroamericanos que kilómetro a kilómetro van perdiendo aliento en pos del ‘sueño americano’.
Tan sólo con esto All of Me (su título en inglés) ya representa algo más que un filme realista y honesto, ya que cuando en México hablamos de migración, automáticamente adoptamos el papel de víctimas, por la estrecha relación que tenemos con el vecino país del norte, cuando en la práctica somos igual o hasta más crueles que imbéciles como donald trump (sí, con minúsculas).
Ejemplo inmediato de ello es que actualmente en Tijuana hay una cantidad enorme de migrantes haitianos. Quienes habitan en casas de campaña improvisadas en las calles y dado que son miles, y aunque algunos ciudadanos tijuanenses los auxilian, se está pensando en solicitar la aplicación del Plan DN-III en esa ciudad fronteriza, puesto que todo ello ya podría ser considerado un caso de crisis humanitaria.
Y aún así el documental es tan trascedente, que su mismo director, el joven y recién egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Arturo González Villaseñor, asegura que su película: “No trata de concientizar a la gente ni de decirles qué es lo que está bien o qué es lo que está mal.
“Yo era el menos sensible con la parte humanitaria, me costó mucho trabajo comprender qué ocurría ahí, con los migrantes. Solamente me molestaba porque Antonio [Mecalco, su Fotógrafo] e Indira [Cato, su Productora] se iban a repartir las bolsas mientras que yo solamente me preocupaba por tener material para filmación. Que al final fue de 90 horas”, cuenta en rueda de prensa Villaseñor con toda sinceridad y tranquilidad.
Quien además subraya la importancia de ver esta película en salas comerciales, puesto que quien lo haga contará con el plus de poder apreciar la envolvente y potente labor sonora que en ella se realizó; “Puesto que aunque no tiene música, el sonido es parte fundamental para entender el impacto de lo que contamos en pantalla”.
Cato y Gonzalez Villaseñor también revelan que el hecho de que lleven años presentando Llévate Mis Amores en México y el mundo, los ha dejado ver la gran gama de reacciones que el documental deja en las personas. Por ejemplo, los espectadores mexicanos tuvieron reacciones muy viscerales: “Muchos se reclaman así mismos por no estar haciendo lo que hacen ‘Las Patronas’ cuando ellos tienen mejores condiciones de vida”, declara Indira.
Mientras que en países como Holanda o Francia, todos parecían saber perfectamente de qué se trataba todo el trabajo de esta mujeres. “En París la gente se ponía de pie, y sé que no lo hacen por la película sino por ‘Las Patronas’. De hecho ahí casi 200 personas nos dieron la calificación perfecta, 10.
“En Colombia me decepcioné un poco porque en la Universidad de Antioquia no había estudiantes en la sala que se proyecto, cuando creí que iba a estar llena, además del poco interés que mostraron por ‘Las Patronas'”, afirma Arturo Gonzalez Villaseñor.
Llévate Mis Amores; contundente, honesto y bello retrato de mujeres verdaderamente comprometidas con su país y con la humanidad. Ejemplo de la sencillez y humildad de la que muchos presumen porque, desde luego, jamás han tenido.
Por: Ángel Caballero
Fotos: Del autor y cortesías
