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Desde sus primeros 15 minutos el segundo largometraje de David Pablos intriga, convence y perturba. Eso ha sucedido en todas las ciudades del mundo donde se ha exhibido (como Belgrado) y por fin pasará comercialmente en la Ciudad de México y Tijuana simultáneamente. Y no es para menos, pues temas como prostitución, violación y esclavitud son directa e indirectamente tratados.
En Las Elegidas, la molestia, preocupación y asco son tangibles en sus 105 minutos de duración. Y son sensaciones que van tomando diferentes matices a los largo de la película; molesta presentir que hay algo muy oscuro y triste en el ‘cuento de hadas’ que están viviendo sus protagonistas (Sofía y Ulises), te preocupas cuando descubres cual es la trampa, para finalmente asquearte por el mundo, sujetos y hechos que parece no tendrán fin.
Sofía (debutante y honesta Nancy Talamantes) es una belleza natural de 14 años que aparenta mayor edad. Ulises (Óscar Torres) es su tímido y enamoradizo novio. Ambos están en un cuarto teniendo sexo, tal vez por primera vez, y después llevan su noviazgo a las áridas calles de Tijuana donde ríen, platican y se besan como cualquier pareja feliz.
Pero presentimos que algo está mal. Estamos ante algo que parece una historia de amor, pero no es así. Y es hasta verlos convivir a los dos con la familia de Ulises, que mejor podremos dilucidar el infierno próximo en el que nos adentraremos.
Ulises la está reclutando. Ulises es aprendiz de padrote. El hermano de Ulises es un padrote. El papá de Ulises es un sujeto tan vil que fácilmente podría engañar a cualquiera de tener una familia feliz, común y corriente. Pero no. La familia de Ulises trata con blancas.
Es entonces cuando nos percataremos que en los extraños momentos en los que Ulises guardaba silencio y bajaba la mirada, eran porque algo sucedía en su cabeza. No es que él razone y se cuestione moral o socialmente lo que está haciendo, nadie le ha enseñado a hacerlo. Sólo ‘siente’ que algo no está bien. Algo de lo que le están enseñando a hacer en familia lo incomoda, sustrae y entristece.
“Yo te voy a cuidar. No voy a dejar que nadie te haga nada. Tú ibas a ser mi primera”, revela el novio de Sofía y pese a lo preocupante de la noticia, por fin un rayo de esperanza surge en la cinta. Rayo que será súbitamente destruido.
“Ulises, no lo vuelvas a hacer. Somos tu familia”, que tu papá te tenga que decir que es tu familia, es garantía de que esa familiaridad no puede ser mas que de sangre… a lo mucho.
La trata de blancas era un tema poco abordado, hasta que la periodista Lydia Cacho lo hizo en el 2010 con su libro Esclavas del Poder; ahí reveló redes de prostitución nacionales e internacionales gracias a un intrusivo y muy arriesgado trabajo de investigación y periodismo.
Y es en la segunda década del nuevo milenio que David Pablos lo retoma y plasma en fotogramas para que dejemos de negar una realidad que parece que no nos toca, y sin embargo se puede ver en cualquier calle tan sólo de la Ciudad de México cuando un sujeto chifla, susurra o se le insinúa sexualmente a cualquier desafortunada mujer que llame la atención del varón que se cree hombre.
Las Elegidas nos presenta a sujetos muy amables, serviciales y atentos… para que seas una prostituta de calidad, para que te comportes, para que rindas mejor. Para que seas el producto sexual que los hará ricos.
“Por cogida son 500, anal son 100 más y si quieren que se las mames, otros 100”, le explica Marta (Leidi Gutiérrez) a Sofía que de ahora en adelante la llamarán Andrea. Quien, por supuesto, intentara escapar del hoy en el que está cautiva, y es hasta que le explican que también la policía, al menos la local, ayuda a proteger la red de prostitución en la que se encuentra, que vuelve a perder la fe de retomar su libertad..
Por supuesto que la fotografía de Las Elegidas no es bella ni perfecta, no tiene porqué serlo. Estamos en el infierno; la esperanza es casi nula. Pablo incluso jugará cruelmente con nosotros, espectadores, como lo hacen en la cinta con Sofía-Andrea.
Las escenas más explícitas ni siquiera es necesario que las pasen fotograma por fotograma, basta ver a Sofía-Andrea y a sus clientes de pie frente a la cámara, y sonidos que van in crescendo para subrayar lo desagradable, denigrante y asqueroso del cautiverio sexual en el que “vive”.
El mismo director explica en conferencia de presa, que ello además se debió al respeto que debe hacia sus noveles actrices, y para que el público que vaya a ver Las Elegidas pueda ser mucho mayor
“Yo estudié en la Asociación Nacional de Actores, también estudio Comunicación y Periodismo, así que también me interesa mucho que por medio del arte creemos alguna conciencia”, afirma Alicia Quiñones, Perla en Las Elegidas, la bella y tranquila madre de un niño, quien tiene en ese infante el único motor de vida para soportar cada día siendo esclava sexual.
Por otra parte, Pablos habló de otro aspecto esencial que hace de su filme algo tan importante tanto para México como para el mundo cinematográfico, no por nada ganó el premio Un Certain Regard (‘Una Cierta Mirada’) en el pasado Festival de Cannes, la música.
Pues en el guión, que un principio era de Jorge Volpi pero que David terminó reescribiendo casi totalmente, ya estaba descrita la música (cuerdas minimalistas). Pero además se inspiró en las composiciones que Hans Zimmer realizó para la película de Christopher Nolan, Interestellar, un órgano que angustia pero tiene que ser enorme, entrar en el momento adecuado, empezar suave e ir subiendo.
Las Elegidas; la desesperanza de un México machista, misógino e imbécil, del que todos somos partícipes si no movemos ni un dedo para evitar que esta nueva forma de esclavitud siga existiendo y creciendo.
Por: Ángel Caballero
Fotos: Marko Sauce
