Resentimientos, penas y coraje forman parte esencial de esta breve pero puntual obra de teatro que lucha por transformar la ignorancia en futuro. Puesto que, el no querer saber, es aún más peligroso que el desconocimiento.
La ignorancia no nos exenta de responsabilidades. Pero como la gran mayoría cree que sí, en México las marchas de maestros son más relevantes que las precarias condiciones que éstos y sus alumnos tienen que padecer en las escuelas, aunado a las formas de aprendizaje que en su mayoría velan por pasar de grado, más que por un aprehender que no se debilite con el tiempo sino que se refuerce.
Eso tiene que padecer la joven-adulta Jaqueline (una tierna Gabriela de la Garza), eficaz y dedicada licenciada en lenguaje y comunicación quien no encuentra ni le dan espacios laborales para desarrollar su vocación como maestra.
Quien por otro lado está contratada por Ximena (Dolores Heredia en su estado más guarro, descarado y divertido), una señora que vive aislada del mundo en su departamento, acompañada solamente por unas plantas a las que dedica mucha atención y cuidado pues está segura que ellas no la juzgarán ni abandonarán como lo hizo su madre y, siente que, lo hace la sociedad.
De esta forma aprenderán que ambas tienen diferentes grados de analfabetismo; pues mientras Jaqueline es inocente y tranquila, con casi uno conocimiento social; Ximena no sabe leer ni escribir, por lo que dice las cosas sin pensar y en un estado pasivo-agresivo por la incomodidad que le da el no saber leer.
Y sin embargo, Ximena en su ignorancia es muy sabia, puesto que ha aprendido a leer a las personas y sus acciones. Además de percatarse, mediante los periódicos que le lee Jaqueline, que el mundo se empeña en no evolucionar y cometer las mismas matanzas e injusticias una y otra vez.
“Estoy harta de decir que la letra está muy chiquita y no traje los lentes. Estoy harta de ser una… analfabeta. Todavía no has nacido y yo ya me morí dos veces”, exclama vehementemente Ximena antes de darnos las pistas de otras de las tantas penurias por las que ha tenido que pasar, no necesariamente por no saber leer.
Al final parece que la lección más importante de Las Analfabetas es aprender de los libros y la calle; de esta forma las aulas se convierten en el protector lógico de alguien que sabe enfrentar al mundo.
Y es sin duda cuando Jaqueline y Ximena rompen con ‘la cuarta pared’, que mejor y más unidos nos sentimos a las diferentes y muy reales problemáticas que ambas han tenido, y tendrán, que sortear para convertir su conocimiento en un claro porvenir.
Por: Ángel Caballero
Fotos: Marko Sauce
Las Analfabetas se presentarán del 3 al 17 de julio los viernes a las 21:00 horas, sábados 18:00 y 20:00 horas y domingos 5, 12 y 19 a las 18:00 y 26 de junio, 3, 10 y 17 de julio a las 18:00 y 20:00 horas en La Teatrería (Tabasco #152, col. Roma, Ciudad de México)
ACTUALIZACIÓN: Del 20 de septiembre al 1 de noviembre, los martes a las 20:30 horas en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico.