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Con una astuta narrativa, principalmente por que los saltos temporales que no necesitan de mayor explicación, puesto que supone que nosotros como espectadores somos los suficientemente inteligentes como para darnos cuenta de ello, La Vida Inmoral de la Pareja Ideal es otro éxito seguro para un director de cine que nunca estudió para hacer películas.
Y seguramente es eso lo que ha hecho de Manolo Caro uno de los realizadores más trascendentes y taquilleros de los últimos años en México. Puesto que parece que en su ADN no están los atavismos mentales, pretensiones sociales ni discursos mesiánicos, que las más de las veces han hecho de la cinematografía mexicana un conglomerado de comedias imbéciles, dramas predecibles y terror elemental.
Desarrollada en el hermoso estado de Guanajuato, La Vida Inmoral… nos cuenta el inicio de la relación amorosa de Lucio (un encantador Sebastián Aguirre) y Martina (la espectacular Ximena Romo), dos jóvenes preparatorianos con una química indescriptible. Juntos tratarán de “comerse al mundo”, pero la sociedad, con sus dogmas y costumbres prehistóricas, poco a poco los separará ¿para siempre?
Por supuesto que no. Un día cualquiera, 25 años después, Lucio (el cumplidor Manuel García Rulfo) y Martina (una alarmantemente delgada Cecilia Suárez) se reencuentran casualmente, ante tal coincidencia ambos deciden inventar, muy convincente y naturalmente, vidas que no tienen, todo con tal de que el otro no se entere que durante casi tres décadas han deseado estar juntos de nuevo y no separase jamás.
Es así como Caro vuelve a tocar un tema básico, como el amor, pero le añade las circunstancias más sencillas (mas no absurdas o estúpidas), para engancharnos, envolvernos e interesarnos en la historia de estos dos amantes. Relato que es también el de millones de personas en Mexico y el mundo: el primer amor.
Pero además, tiene el talento, habilidad y acertado tino de complementarlos con personajes igual o hasta más agradables que los protagonistas: el jocoso, Vicente (Andrés Almeida); el borracho “buena copa”, Igor (Juan Pablo Medina); la aventurera, Amelia (Natasha Dupeyrón); el profe-galán, Balthazar (Javier Jattin); la sensual y liberal Florentina Calle (Eréndira Ibarra); y la despistada, Beatriz (Mariana Treviño) junto a su desenfadada hija, Queta (Nina Rubín Legarreta).
Y son estas dos últimas, Treviño y Rubín Legarreta, las que fácilmente opacarían a los personajes protagónicos… si se lo propusieran. Puesto que con su frescura, espontaneidad y osadía, logran los momentos más inolvidables y divertidos de esta cinta que, al igual que es soberbiamente inteligente, por momentos, puede ser tremendamente boba.
Manolo Caro define a éste, su cuarto largometraje, como “un canto a la libertad”. Aspecto que se subraya en su soundtrack, el cual va desde la magnífica “Cuando Pase El Temblor” de Soda Estéreo, la desvergonzada “Veneno En La Piel” de Radio Futura, pasando por la esperanzadora “En Algún Lugar” de Duncan Dhu, y hasta una canción original de Leonardo de Lozanne, insoportablemente melosa.
La Vida Inmoral de la Pareja Ideal; un canto a la vida y al amor contra todos los absurdos que nos ponen, y nos ponemos nosotros mismos, para no sentir lo que nos domina y mantiene vivos.
Texto: Ángel Caballero
Fotos: Cortesías
Pósters: Especiales
