Por Néstor Ramírez Vega
@NestorRV
La tercera película de esta franquicia llegó, pero no como una continuación de lo sucedido con la familia Lambert, sino como un retorno de Elise Rainier a la lucha contra los espectros tras un distanciamiento que tuvo de sus poderes.
En esta cinta de Leigh Whannell la persona que es acosada por un ente maligno es Quinn Brenner, una joven que al perder a su madre busca hacer contacto con ella por sus propios medios.
Quinn se acerca a Elise, quien accede a hacer un último trabajo. Sin embargo, tras esa sesión, la joven aspirante a actuación teatral empieza a ser acosada por el espíritu que tiene una máscara para respirar.
La historia es entretenida, aunque los sustos llegan a aparecer por el volumen de las salas. Sin embargo, sorprende la forma en que fueron hechos los demonios y la mascota del ser maligno, un alma que posee a medias.
Al espectador le pueden doler más los golpes que recibe la joven que está en silla de ruedas. Aunque su padre hace grandes sacrificios, es incapaz de ayudarla por sí mismo, por lo que recurre a Elise.
Esta precuela nos permitirá conocer cómo es que la medium conoce a sus dos compañeros de trabajo. Si esperas una gran historia, entra a otra sala, pero esta cinta puede verse sin las dos previas, además de llevarse uno que otro susto que dejará dormir en la noche.