Al Poniente del Centro Histórico, vecina de las colonias Guerrero y Buenavista, se levanta una de las localidades que está dentro de las más antiguas de la Ciudad de México, conformada a partir de la división de tres ranchos.
En Santa María la Rivera está el estilo del México clásico, lleno de folclor, aunque en edificios los colores pintorescos de las fachadas caen de su lugar, mostrando la vejez de los inmuebles de la zona.
Por otro lado, periférico al Quisco Morisco, corre un aire de los gustos juveniles, restaurantes con un estilo propio, artesanal, así como las cafeterías que en nada compiten con las de otras colonias, tanto en su diseño como en su innovación.
Este choque de tiempos e ideas es lo que hacen particular y atractiva esta colonia, cuya fundación data de 1861, tiempo en que se pretendía que fuera para habitacional para la clase media alta. Sin embargo, con la creación de más colonias es que terminó siendo una zona popular.
El caminar por algunas de sus calles podría llenar de miedo a más de uno, pero la diversidad de su población invitan a que uno llegue a sentirse en casa.
El Quiosco Morisco es quizá el lugar más conocido de la colonia, y es un punto de reunión para las familias; sin embargo, no siempre estuvo allí, pues llegó en 1910, con la creación del Hemiciclo a Juárez.
El inmueble llegó desde Estados Unidos, donde fue diseñado por el ingeniero José Ramón Ibarrola. Al llegar a la Ciudad permaneció frente al templo de Corpus Christi y fue sede de eventos de la Lotería Nacional. Para celebrar el natalicio de Benito Juárez, el presidente Porfirio Díaz lo llevó a Santa María la Rivera.
En la plaza de la colonia también está el Museo Universitario de Geología, característico por el art decó y el novó en su contrucción, mismo que contrasta con el neoárabe del quiosco. En él se encuentran vestigios y restos fósiles que se han encontrado en México.
Santa María la Rivera posee una historia de siglos, aunque allí el tiempo sólo transcurre en algunos edificios que van perdiendo la belleza de los tiempos que quedan remotos. No obstante, es una zona que a pesar de su pasado promete un porvenir, centrado en el eclecticismo de su población y la cultura.
Por: Néstor Ramírez Vega