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Después de las 21:19 horas y tras una larga espera; Diego Herrera, Sabo Romo, Saúl Hernández y Alfonso André, se apoderan del Palacio de los Deportes, por “Debajo De Tu Piel” y la de 19 mil personas.
La noche explota con la clásica, por los siglos de los siglos “Para Que No Digas Que No Pienso En Ti”, que pone de pie a todos los presentes.
“Esto no es un concierto es un milagro, un sueño. Evidentemente esos aplausos son para ustedes”, aclara Hernández antes de poner a cantar a su público presente sin tan siquiera un poco de “Miedo”.
Con “Te Estoy Mirando” los decibeles bajan, más no la intensidad de la velada.
Suena “Cuéntame Tu Vida” pero en realidad Saúl no debería de esforzarse ni un poquito, porque su gente la interpreta con todo el sentimiento necesario… y hasta más.
Si por sí sola “Viento” es una bella melodía, el canto de la gente y el saxofón de Herrera la hacen monumental.
Los primeros acordes de “Detrás De Ti” bastan para que las miles de gargantas aquí reunidas estallen en un solo aullido de genuina felicidad.
El trío de pantallas en el Palacio, proyectan a los Caifanes más populares que la película de Juan Ibáñez tocando “Mátenme Porque Me Muero”, y la gente acompaña con sus palmas, formando una amalgama perfecta con la melodía.
Un inicio suave, casi flamenco, nos prepara para una versión mucho más tranquila de “Metamorféame”, la cual no es tan alabada, salvo por sus máximos seguidores.
Por su parte, “La Célula Que Explota” hace rugir hasta más no poder a la ‘raza’ de Caifanes, que llevan la melancolía a un soberbio grado de grandeza.
“Cuidemos a nuestros niños que son el futuro, no nada más de este país, sino de todos. Nuestro deber es llevarlos por buen rumbo”, asevera Saúl antes de dedicarles “Ayer Me Dijo Un Ave”, a los padres de familia presentes.
“Quizás raza, para que realmente cambie este país no es necesaria la confrontación. Quizás no es necesario criticar al gobierno. Quizás la mejor manera de recuperar este país, es con bondad y valores. Buscando y pidiendo por los desaparecidos. Y castigando a los hijos de la chingada que están haciendo y deshaciendo este país”; dice con calma y sinceridad la voz principal de Caifanes, ante un público que lo escucha atento e inmediatamente después canta al unísono “Antes De Que Nos Olviden”, haciendo resonar al Palacio de los Deportes como pocas veces, fuerte y claro.
Romo y Hernández se dirigen hacia las esquinas del entarimado, y algunos de sus seguidores hasta corren para tener a sus ídolos lo más cerca posible, antes de que las gargantas de miles se sigan desgañitando con “Los Dioses Ocultos”.
La sexualizada “Hasta Que Dejes De Respirar”, hace sobresalir a los fanáticos de hueso colorado, quienes año tras año y disco tras disco han acompañado a estos Caifanes hasta cuando se vuelven Jaguares.
Entre los asistentes, no sólo se pueden ver treinteañeros coreando efusivamente “Aviéntame”, un par de niños, seguramente hermana y hermano, no se despegan de una reja que les sirve para impulsarse y seguir saltando y cantando sin cesar.
Suena la bipolar, por alocada y pausada, “De Noche Todos Los Gatos Son Pardos”, y un enorme ojo felino no deja de vigilarnos en la enorme pantalla al fondo del escenario.
La rockerísima “Amanece”, es un canto rebelde pero no a lo bruto, pues también es apacible aunque haga que todos los aquí reunidos exclamen: ‘Sólo muertos nos podrán callar’.
Acompañar la maestría con la que André toca la batería saltando, es lo mínimo que se puede hacer para seguirle el ritmo a “Perdí Mi Ojo De Venado”.
“Nubes”, nos da una vuelta al cielo para ver lo que es eterno; el amor de este público por una de las bandas mexicanas más legendarias de su historia musical, y que está dando cátedra de rock sin la necesidad de ser estúpido e intrascendente.
Caifanes canta “Nos Vamos Juntos” y lo cumplen. Salen de escena, para que un par de minutos con chiflidos y gritos, provoquen el infalible encore.
Con elegancia y sensualidad en “Quisiera Ser Alcohol”, Herrera y su saxofón dan principio al fin de una gloriosa velada.
“Mariquita” es una especie de son jarocho-rock, que da muestra del portentoso nivel cultural en esta banda mexicana, quienes desde hace mucho tiempo entendieron que para trascender no es indispensable cantar en inglés, basta con no olvidar y plasmar en su música sus raíces culturales.
La casi acústica “Amarrate A Una Escoba Y Vuela Lejos“, nos sigue preparando para la últimas canciones del concierto.
Una versión más pausada de “Afuera”, impide que el desenfreno reine durante los últimos minutos de Caifanes en escena.
Eso es trabajo de “No Dejes Que” y “La Negra Tomasa”, las cuales logran que las casi 20 mil almas reunidas dejen sus últimas cantidades de sudor y energía bailando, gritando y, por supuesto, aplaudiendo.
Son las 23:44 horas y Caifanes despide a su gente haciendo que ellos canten, pues “Imagine” de The Beatles suena en las bocinas de un Palacio de los Deportes que con unos portentosos y sustanciales rockeros mexicanos, cierra las actividades musicales del 2015.
Por: Ángel Caballero
