Ediciones El Ermitaño abrió las puertas de México a las letras de Corea a partir de traer una serie de títulos de autores orientales, siendo uno de ellos Espejismos de otoño, de la autora Kim Chae-Won, una obra llena de ensoñaciones en un mundo donde a través de una conexión telefónica el espíritu se libera y envuelve a la otra persona en un amor complementario.
Esta obra, que da título a un libro con historias dedicadas a cada estación del año, aborda la relación que establecen una escritora y un lector que se comunica con ella a través de llamadas telefónicas. Es a través de este medio de comunicación como se conocerán e influirán en sus respectivas vidas, rompiendo principalmente con la cotidianidad en la que estaba inmersa la autora y madre de familia.
La forma en que las llamadas nocturnas irrumpen en la vida de Iu Yin-ji, nombre de la protagonista, alteran su orden y muestran que de ser una mujer que busca tener una vida controlada en realidad es una persona que se reprime personal, familiar y profesionalmente al grado de tener dificultades para expresar lo que desea a través de sus letras.
El protagonista, cuyo nombre no llegamos a conocer y cuyo rostro llega a conocer la madre de familia a través de un video que le envía, hace que tanto él como la escritora se liberen de sus máscaras sociales y se manifiesten tal cual son, con sus valores pero en especial con sus temores. El símbolo de las máscaras y las ilusiones/espejismos son dos de los elementos que se mantienen constantes en el relato.
Es a partir de esta mutua liberación y el complemento que encuentran en la otra persona como se desarrolla un amor sin siquiera conocerse, de ilusión, un amor virtual; una situación donde el lector entra a las ensoñaciones de la autora ansiosa por conocer el mundo y del joven apasionado y libertino que vive en un mundo acelerado y distanciado de la vida tradicional.
La autora se vuelve visionaria en el aspecto de las formas en que se relacionan las personas en el siglo XXI a través de medios digitales. No obstante, lo que ella logra es mostrar la forma en que el amor desnuda el alma y tira todas las fachadas sociales y deja desnudo al ser humano frente al ser amado.
El espejismo de ese ser amado se va diluyendo a través del desarrollo de la historia y cuando éste decide emprender su negocio y sumergirse en el mundo de las drogas.
Chae-Won nos enfrenta a un final enigmático donde la realidad y la ensoñación conviven al grado de dudas cuál es cuál y dejar al lector que él sea quien opte por el final verdadero, invitándolo a su vez a volver a leer la obra que la escritora del relato narrará a partir de su experiencia: Espejismos de otoño.
Por: Humberto de la Vega (@RevistaExt)
Viñeta de Portada: Carlos González
Foto: Ediciones El Ermitaño