Las luces del Domo de Cobre se apagan a las 20:13 horas, y los gritos se encienden; de esta forma Caloncho se encarga de calentar los ánimos sesenta y setenteañeros con “Bésame Morenita”, seguido de la melancólica “Pasa El Tiempo”, la coreada “Chupetazos”, la tropical “Autocar”, la casi surf “El Derroche”, la de toques electrónicos “La Chora”, y “Palmar”, que además contó con la presencia de Mon Laferte y sorprendentemente resonó casi por completo en miles de gargantas.
Minutos después de la 21:00 horas ”Tras La Puerta” ya no están Humberto, Rafael y Julián Navejas, así como Ángel Sánchez y Javier Mejía; ellos se encuentran parados en una tarima que delante, a los lados y arriba está repleta de niños, adolescentes, jóvenes y adultos que no dejan de gritar mientras ellos afinan sus instrumentos y comienzan la velada.
Hay más de un “Intruso” en el Palacio de los Deportes. De hecho son al rededor de 15 mil y cantan de pe a pa todas y cada una de las dramático-atractivas melodías de estos nacidos en Fresnillo, Zacatecas.
La “Ausencia de Cocina” en este recinto es toda una fortuna, porque sólo una chispa desataría un incendio más que literal entre esta apasionada multitud.
Muchos sienten horror de que llegue la “Madrugada”, pues significaría el fin de un 29 de agosto de 2015 que apenas está comenzando para muchos.
Las rosas no les harían justicia, “Tulipanes” son los que deben caer al escenario que está impactado a decenas de miles.
“Dama Demencia” saca a relucir las poderosas guitarras y batería que desde sus inicios enamoraron a miles de amantes del rock, y que apenas tocaron en su más reciente álbum Proaño.
Este no es el “Segundo Tema” de la velada, pero la energía desbordante de sus fanáticos hacen parecer que sí.
“¿Cómo andamos banda, aquí en la ciudad más grande del mundo con el público con el corazón más grande del mundo?”, expresa Luis Humberto antes de cantar la melodía que llegó a cerrar cada capítulo de la teleserie juvenil-adulta Roomies: “Yugular Dulce Hogar”.
Ojalá no toquen “Nueve” tracks de Proaño, sino aquí se podrían dormir plácidamente más de uno [Al final tocaron todo el álbum pero lo repartieron bien].
Es la “Visita” de esta melodía la que le devuelve originalidad a estos zacatecanos; y así lo hacen notar las personas que se levantan de sus asientos, brincan y alzan los brazos para aplaudir al unísono.
El “Elemento” vital de estas miles de gargantas fácilmente forman el enjambre que a ellas mismas apasiona.
“Argentum” suena y se despliega una enorme tela en la que se proyectan imágenes psicodélicas idóneas a la melodía.
Si la sangre se llamara Enjambre, todos los reunidos en esta espectacular noche se conjurarían en un ser “Hematófago”.
Noches completas e interminables desearían pasar chicos y grandes, ni una “Semiluna”, con esta banda de letras rebuscadas y no por ello exageradas.
“Egohisteria” está falta de punch pero aún así hace vibrar varias gargantas.
“Ojos Tristes” tiene cierta potencia en las percusiones, pero la blandura de su letra la vuelve fácilmente olvidable al igual que “Hombre Elefante”.
Un breve descanso nada “Cobarde” es necesario en el momento climático de la melodía, para que la voz principal de Enjambre refrende su cariño por todo este público que no dejará de cantar ni cuando termine el concierto.
El grupo podría quedar en “En Deuda” con sus fanáticos que por una o varias razones no pueden estar aquí esta noche, por ello estamos siendo grabados para un próximo CD/DVD que saldrá a la venta.
Una “Rosa Náutica” no fue necesaria para toda esta gente cruzara viento, mar y tierra para presenciar a una de las bandas mexicanas más exitosas de los últimos años.
Trayectoria que queda representada en la serie de fotografías que se plasman en las tres pantallas, que se vuelven a convertir en dos cuando se quita la enorme.
Ni una pizca de “Dulce Soledad” había entre estas cerca de 15 mil almas, y aún así cantaban con todo el sentimiento desolador que su letra implica.
La “Ciencia de la Lluvia” no es mucha, así como tampoco es complicado saber por qué Enjambre es tan exitoso; su honestidad musical y lírica fue evidente desde sus primeros discos y explotó con Daltónico.
“Cámara de Faltas” se la dedicaron al amigo y colega que falleció hace poco y los convenció de grabar Huéspedes del Orbe, su, hasta el momento, penúltimo disco de estudio.
El “Enemigo” de todos los que se aprietan y balancean en la pista, era el sudor imposible de evitar, el mismo que la entrega de Humberto Navejas deja relucir en su camisa.
Una “Manía Cardíaca” se vivía en todas y cada una de las zonas del Palacio de los Deportes, puesto que la pasión de esta canción es innegable.
Lástima que este no es un “Sábado Perpetuo”, porque fácilmente la inmensa mayoría de los presentes se quedarían aquí hasta el fin de los tiempos.
“Hemos dejado que el crimen se infiltre en México y no hay mucho que podamos hacer [como grupo], pero alguien llamado Jesucristo dijo que nos amemos los unos a los otros, y ese es nuestro dogma(…) No sé nada de política ni de religión sólo sé que los quiero. México es un país rico en cultura, folclore, cocina,(…) ¿Vamos a dejar que se eche a perder por este gobierno de mierda?” cuestiona Luis Humberto Navejas en uno de los momentos más político-religiosos de la banda.
El “Último Tema” de la velada se acerca, no sin antes percatarnos de que “Somos Ajenos”, y aún así pertenecemos a ésta noche de desenfreno, locura y romance.
Las luces se apagan y Enjambre sale del escenario. Nadie se mueve de su lugar. Es más, con sus pies y de manera gradual, todos los presentes hacen retumbar el Domo de Cobre haciendo un sonido semejante a la aproximación de una erupción volcánica.
“De Paso”, otra melodia de Proaño, marca la vereda final en un camino musical inspirado en sonidos de antaño pero impresionantemente actuales.
Han transcurrido más de dos horas de música, nadie se ha cansado y piden más con sus voces y pies semi-volcánicos; “Por Esta Razón”, Enjambre declara que ellos no son una buena banda, sino que tienen un buen público.
Por: Ángel Caballero
Fotos: Cortesía Ocesa