Por: Néstor Ramírez Vega
@NestorRV
André Breton aseguró que México era un país surrealista; hace dos años, en 2013, el artista Alan Glass afirmó que México continúa siendo surrealista y siempre lo será. Mi corazón es la piedra donde afilas tu cuchillo de Luis Carlos Fuentes da muestra fehaciente de ello.
El libro presentado por la escritora Liliana Blum y el autor en la librería Porrua Lindavista es una colección de siete cuentos donde lo mágico y lo real se mezclan y alcanzan un punto provocador donde las dos corrientes llegan a una verdad ineludible.
La escritora de Durango apuntó que al finalizar el libro queda una sensación incómoda, “que en realidad no es otra cosa que enfrentarnos con las cosas oscuras de la naturaleza humana, con aquellos rasgos que todos tenemos pero queremos pensar que no poseemos”.
Luis Carlos Fuentes dijo que Mi corazón es la piedra… es un libro híbrido, “las más importante es el lado fantástico (y el realismo). Si nos quedamos por un lado, podrían verlo como historias fantásticas de terror; sin embargo, alguien que lea literatura más realista, la puede ver así con ciertos rasgos fantásticos”.
Los elementos fantásticos representan el mundo cotidiano. “Eso es algo que viene de nuestra cultura diaria. Al menos yo que nací en México, y he vivido en México casi toda mi vida, siempre se escucha que alguien trae mal de ojo, que fue con el curandero, que alguien se asustó y que tiene que pintar una cruz siete veces, o que alguien trae el muerto cargando”, señaló el autor.
“Independientemente de que uno crea o no crea en esas cosas es algo con lo que vivimos en el día a día. Vamos al mercado tradicional y junto a los jitomates está el de los atrapa amores y las pócimas, los tés para evitar las envidias. Es decir, ese pensamiento mágico está muy metido en nuestra cultura diaria”.
Liliana Blum comentó que la fantasía y el realismo en los relatos de Mi corazón es la piedra… están equilibrados. Al respecto el autor comentó a EXTENSIÓN que para alcanzar dicho balance es necesario darle “mucho peso a la situación dramática, es decir, a lo que pasa realmente entre los personajes, porque las situaciones fantásticas pesan mucho”, por lo que debe crear un drama humano fuerte.
El título del libro, retomado de un poema de Luz América Alvarado, tiene para el autor muchas connotaciones, como el sentido de las relaciones sentimentales, el sentido literal de la muerte, o el de tener un corazón de piedra.