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La octava película de Quentin Tarantino llegó a las salas de cine en una época competida. Entre el estreno de The Revenant, Brooklyn y la popular Deadpool es que The Hateful Eight ha quedado en las últimas posiciones de la taquilla. ¿Pero qué podemos ver en esta nueva entrega del aclamado director?
The Hateful Eight es una cinta que nos sitúa después de la Guerra Civil de Estados Unidos. El invierno y las llanuras de Wyoming son el escenario que eligió Tarantino para su nueva producción donde reúne a ocho actores, cada uno protagonista de este western: Samuel L. Jackson, Kurt Russel, Jennifer Jason Leigh, Tim Roth, Watson Goggins, Michael Madsen, Bruce Dern y el mexicano Demian Bichir.
Una de las grandes riquezas de The Hateful Eight es mostrar el pensamiento que se tenía al respecto de las personas con piel oscura y los mexicanos, siendo los primeros vistos sólo como esclavos e incapaces (además de inaceptable) de ascender en la escala social, aún cuando el presidente Abraham Lincoln abolió la esclavitud. En el caso de Bob (Demian Bichir) aún las personas que provenían del país vecino eran vistos igual en la parte inferior de la pirámide social, siendo equiparados con perros (y aún más abajo).
Aunque el cine de Tarantino destaca por la violencia de los personajes, sus trastornos y el derramamiento de sangre, en The Hateful Eight no lo observamos con tanta exageración como en Perros de Reserva o Kill Bill. Entre las razones puede aparecer la limitación del tamaño del elenco y del espacio (ocho personajes, un solo espacio) o quizá el director renueva su discurso cinematográfico.
Su duración de tres horas resultaría pesada en ocasiones, cansada, pero cada capítulo tiene una razón que no deja espacios en blanco, conecta los indicios previos y mantiene atento al espectador. Las escenas con tormenta de nieve superan a las de The Revenant, aunque esta última, sin duda alguna, la arrastra fotográfica y estéticamente.
No será la mejor cinta de Quentin Tarantino, pero en The Hateful Eight estamos ante una cinta bien trabajada, con un texto y subtexto interesante, una nueva propuesta que marcará un rumbo para las próximas cintas del director estadounidense.
Por: Néstor Ramírez Vega
