Con su más reciente filme, ningún fiel seguidor de Peter Greenaway puede quedar decepcionado. Estamos ante una gran obra cinematográfica; divertida, interesante, ágil y propositiva. Por eso, todo aquel que desconozca el trabajo de este director inglés, sólo puede salir conflictuado o maravillado.
Eisenstein en Guanajuato cuenta la historia de un fracaso, la de este cineasta extranjero intentado retratar a México, una tierra que le era casi completamente desconocida, hasta que él supo que esta nación azteca, tuvo una revolución exitosa, no como la de su país, la ahora extinta Unión Soviética.
El director soviético de El Acorazado Potemkin (1925), llegó aquí en 1931, y no se iría sino hasta 1932, para plasmar en celuloide su fascinación por el Día de Muertos y los ritos religiosos de la cultura popular mexicana. Sin embargo, ésta no se pudo montar y sólo quedaron casi 60 kilómetros de cinta. En específico, esta película es una crónica de los 10 días que cambiaron drásticamente la vida de Sergei Eisenstein (el extravagante finlandés, Elmer Bäck).
Puesto que en su estancia en Guanajuato, fue protegido, atendido, pero sobre todo, amado, por Jorge Palomino Cañedo (un cada vez más impresionante, Luis Alberti), uno de los antropólogos más respetados de México.
Con esa misma naturalidad, Eisenstein en Guanajuato nos muestra una escena de cama inolvidable, más por la calidad actoral, escenográfica, lumínica y cinematográfica que nos enseña, que las aciones que en ella ocurren: La desvirgación de un genio de 33 años de edad.
En ese sentido, Alberti no escatima en detalles del cómo y por qué realizar tan sólo esa escena no implica que sea el Mejor Actor de, ni mucho menos el peor; lo considera un trabajo más: “Es apenas mi segundo personaje de gran importancia. En el imaginario colectivo del mexicano está el malinchismo de creer que porque son artistas extranjeros, se encuentran muy lejos de nuestras posibilidades. No es así.”
Por eso y más, Greenaway dijo en conferencia de prensa que Hollywood dicta lo que es el cine, y nosotros cínicamente aceptamos eso. Y esa la mejor manera de resumir su Eisenstein en Guanajuato; una obra que se debe sin límites, sólo así se puede lograr no dejar indiferente a nadie, así como el arte debe ser.
La actriz mexicana Maya Zapata, también tiene un papel importante en la cinta aunque no saga mucho a cuadro: “Hago un mujer muy controversial. Los personajes femeninos carecen de profundidad, por eso que mi personaje tenga tanta complejidad en tan poco tiempo, es algo de lo que más me encanta de la película”.
Eisenstein en Guanajuato; trabajo cinematográfico indispensable para los amantes del séptimo arte, la actuación y los riesgos. Cinta sin estereotipos, ni límites, una totalmente delirante obra de arte.
Por: Ángel Caballero