Dr. Atl es considerado el padre del movimiento muralista del país. Gerardo Murillo, su verdadero nombre, fue un pintor, político, cuentista, ensayista vulcanólogo y periodista de origen tapatío, reconocido por ser un brillante paisajista que además de inventar una técnica pictórica, fue pionero en el aeropaisaje.
Por la importancia de este personaje, la Oficina de Visitantes y Convenciones de Guadalajara hace una remembranza de la vida y obra de este gran artista tapatío.
Dr. Atl nació en el barrio de San Juan de Dios, en Guadalajara, el 3 de octubre de 1875. En su ciudad natal, comenzó sus estudios pictóricos en el taller de Felipe Castro. Gracias a una beca, Murillo viajó a Europa (Inglaterra, Alemania, Francia, España e Italia), realizando estudios de derecho y filosofía.
Todos sus viajes le permitieron conocer diferentes corrientes artísticas y de pensamiento, como el futurismo y el anarquismo, que influyeron en su personalidad y obra. Por esta época, decidió cambiar su nombre a Atl, que significa agua en náhuatl.
En su regreso a México, Dr. Atl se convirtió en profesor en la Academia de San Carlos de la Ciudad de México, donde tuvo como alumnos a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y el también tapatío José Clemente Orozco, en una época donde surge una representación nacionalista del territorio mexicano en dicha institución.
Al desenvolverse durante la transición del porfiriato al México post-revolucionario, Dr. Atl formó parte del movimiento cultural mexicano que mostraba un fuerte arraigo a su cultura. A través de su obra, rompió con la tradición extranjerizante heredada del porfiriato y reivindicó los elementos nacionalistas a través del paisaje.
Durante la década de los 30, su obra estaba dedicada principalmente a la creación de retratos y paisajes, manteniendo un estilo que mezclaba fauvismo e impresionismo. Tras un accidente en el que perdió una de sus piernas, decidió explorar la visión aérea y volar por encima del paisaje para obtener una visión diferente de los lugares.
En cuanto a la técnica, Murillo se caracterizaba por la utilización de unos lápices grasos con petro resinas de su propia invención, a los cuales llamó Atl Colors (un producto similar a lo que hoy conocemos como ceras).
También, su obra destaca por los soportes, que eran de materiales como madera, asbesto, cemento y piedra en los que podía aplicar y fijar los Atl Colors sin problema.
Su interés en la vulcanología lo llevó a realizar numerosas exploraciones en el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, y también atestiguar en 1943 el nacimiento del volcán Paricutín.
Dr. Atl dedicó a este evento gran interés, realizando apuntes, dibujos y pinturas de valor científico y artístico, que fueron expuestos en Bellas Artes y posteriormente reunidos en el libro Cómo nace y crece un volcán, el Paricutín (1950).
Gracias a su talento, trayectoria y las aportaciones en el mundo del arte en México, este jalisciense recibió la Medalla Belisario Domínguez en 1956 y el Premio Nacional de Artes en 1958. Actualmente, el Dr. Atl tiene una estatua de honor en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres en el primer cuadro de la ciudad de Guadalajara.
Redacción (@RevistaExt)
Fotos: Especiales y Cortesía Eme Media