Cuando Los Hijos Regresan; comedia ligera, muuuy ligera, para pasar el rato

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Que en México las películas que mayor éxito tienen sean las comedias nos habla de lo tristes que son los mexicanos, puesto que están completamente convencidos que esas cintas los hacen olvidar su realidad, cuando nada más están reforzando lo miserable de sus vidas.

Para ver Cuando Los Hijos Regresan hay que ponerse en un mood muy simplón. La cual, en voz de algunos de los protagonistas, es una comedia ligera y sin pretensiones.

Manuel (el maestro Fernando Luján) y Adelina (la aún más monumental Carmen Maura) son dos adultos mayores jubilados que viven con su hijo treinteañero Rafis (un entretenido Francisco de la Reguera), al que ya no quieren en su casa pero soportan porque está estudiando un posgrado.

Sus otros dos vástagos, Chico y Carlota (un efectivo Erick Elías y una casi histérica Cecilia Suárez) se supone que están felizmente casados y en familia… pero diferentes circunstancias harán que, junto a sus respectivas familias, tengan que regresar a la casa de sus padres.

Todo pintaba para que Cuando Los Hijos Regresan fuera una historia que provocara la reflexión sobre la independencia personal y la unión familiar. Sin embargo sus chistes infantiloides y pobre guión, sólo la hacen una cinta dominguera.

Sus actores y actrices son bastante efectivos con lo poco que les dieron para interpretar.

Sobresalen inmediatamente la maestra Moura, quien casi ni se esfuerza para ser encantadora y fresca, y Takato Yonemoto. Éste último interpreta a Takumi, un ciudadano japonés que también llega a vivir con los papás de Rafis.

Takumi tan sólo con sus ojos, expresiones faciales y corporales, es tierno, comprensivo, atento y educado. Todo lo que no son los habitantes de la casa a la que acaba de llegar casi por error.

Es por ello que se convierte en el personaje más entrañable, si no es que el único, de una película donde lo que más sobra son sus diálogos intrascendentes, bobos y repetitivos.