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Existe un popular refrán que dice que “El artista vive del aplauso”, pero ¿qué pasa cuando éste no incita al público a juntar sus manos al unísono para aprobar lo que le presentan? ¿Estamos obligados a ovacionar al ejecutante sólo por encajar “socialmente” ante los que sí lo elogian? ¿Somos desconsiderados si no aplaudimos, o es exactamente lo que debemos hacer para mostrar nuestra inconformidad ante lo que estamos presenciando y de esa manera exigirles una mejor calidad de ejecución y sobre todo profesionalismo ante lo que nos venden?

El aplauso es tan antiguo como la humanidad misma, y siempre ha sido sinónimo de aprobación. En la Antigua Roma la intensidad de la ovación era equivalente al crédito que se le daba al presentador, lo cual debemos retomar para no perder la esencia del aplauso, ya que éste es un premio y como tal no se debe regalar a quien no es digno de él. Actualmente el aplauso se utiliza  indiscriminadamente, hasta el punto de prostituirlo de la manera más infame.

¿Realmente nos gusta la cultura? ¿Sabemos distinguirla? ¿Tenemos la suficiente educación para poder apreciarla? ¿O sólo somos un montón de pretenciosos simulando conocer de ésta?11824242_10153416719182707_190547962_n

En México existe una enorme variedad de eventos culturales, unos gratuitos y otros no, a veces se llenan los recintos y a veces no. ¿Por qué pasa esto?

La Ciudad de México cuenta con el primer lugar en América con la mayor cantidad de museos, y el segundo  mundialmente, sólo después de Londres. Según una encuesta nacional de CONACULTA hecha en 2010 a personas mayores de 13 años acerca de la cultura en México, sólo el 13% se encuentra realmente interesado en los distintos eventos culturales. A pesar de la extensa y variada gama de oferta de géneros, precios y recintos en cartelera cultural, la mayoría de las personas encuestadas sólo asistieron una vez al año a alguna de estas presentaciones, ya sea de música, teatro, danza, galerías, museos, entre otros.

Por el contrario, el 16% y 15% (lo cual alcanza para ser mayoría), prefieren descansar y ver la televisión en su tiempo libre, respectivamente. Con esta condición, hablando específicamente de un concierto, ¿cómo podemos distinguir entre buenos y malos músicos, o un(a)  buen(a) y mal(a) cantante? A todos nos han decepcionado más de una vez al acudir a alguna presentación que promete ser de calidad y al final sólo nos deja con un mal sabor de boca.11823739_10153416719172707_1691407653_n

¿No nos gusta la cultura o lo que nos venden como tal en muchas ocasiones sólo está corrompiendo el término? ¿La educación musical y cultural que nos ha dado el entorno se reduce a las personalidades famosas que se autodenominan artistas? Si estamos hablando de que en México es una realidad que la televisión, al tener mayor alcance para la sociedad en general, influye mucho en nuestra percepción de “cultura”, esto último puede ser la verdadera perdición de la misma, pues así se crean generaciones de personas que creen que cualquiera puede pararse, medio cantar, cobrar por ello y decirse a sí mismo y a los demás que es un amante y creador del arte.

Como resultado, tenemos una innumerable lista de aficionados que tienen las posibilidades de costear sus proyectos, y con ellos, darse a conocer ante el público. Estos “artistas” hacen gala de la ignorancia colectiva vendiendo esfuerzo como talento, pero la realidad es que el esfuerzo no es talento y mucho menos cultura.

Un ejemplo de lo anteriormente expuesto es Nax, misma que junto con su banda se presentó el día 22 de julio en el Zinco Jazz Club, donde los músicos al compás del 1, 2, 3 y unas cuantas variaciones tocaban de fondo, haciéndole segunda a la estelar. Un espectáculo sonoro donde la técnica y buena amplitud en la región aguda de la corista se lució opacando la engolada voz de la cantante principal, misma que al rato de escuchar era bastante cansado para el oído por dicho vicio vocal. Una fusión de géneros con covers de canciones como “Back to black”, “Stand by me”, entre otras, además de una pronunciación cuestionable del inglés.11823979_10153416719177707_852828509_n

Nax provocó aplausos de etiqueta, reafirmando la idea de que no es fácil pararse en un escenario a cantar, pero que si ya lo haces y además estás cobrando por ello, como mínimo hay que estar preparado con una calidad musical y vocal respaldada por una técnica e interpretación adecuada.

Por: Ana Isabel Alcántar

Fotos: Erik López

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