Por Néstor Ramírez Vega
@NestorRV
Fotografías: Néstor Ramírez
Esta es la primera llamada para presenciar un show místico, mágico, lleno de historias de locura. Cae el velo nocturno e invernal en la Plaza de las Artes del Cenart. Locura, cordura, música: una presentación del grupo Descartes a Kant.
Alerta. Esta es la segunda llamada. Los integrantes del grupo y miembros del staff del VII Encuentro de Artes Escénicas instalan los instrumentos y unas cabezas de pato empaladas (ningún animal fue lastimado para esta presentación).
¡Ha llegado la hora! Seis jóvenes, tres mujeres y tres hombres, suben al escenario para presentar “Il Visore Lunatique”, que aborda las historias de Victoria Dickens, escritora autopublicada de Nueva York que realizó sus textos durante su estancia en una clínica de rehabilitación psiquiátrica.
Un sonido eléctrico, una batería atronadora y un sintetizador hipnotizador encienden los ánimos de los asistentes. Todos quedan en sus lugares, nadie, excepto un joven etílico que baila, se enciende, salta y gira sobre su propio eje cual planeta. Son lo máximo, exclama, mientras sigue bailando e interactuando con Sandrushka Petrova en algunas canciones.
Las representaciones donde Petrova, Dafne Carballo y Cristina Morales entran en personajes que van de lo cómico a la locura forman partes de la esencia del show, desde interpretar a asaltantes hasta un rol navideño con su “Carol of the Bells”, donde una pequeña tormenta de nieve cae sobre el público con el viento de un ventilador.
En esta presentación las barreras no existen. Sandrushka y Dafne se meten entre el público a jugar con él; incluso Petrova invitó a que los asistentes dejaran sus butacas y se acercaran al escenario; ella sabe que tienen ganas de bailar.
Todos los jóvenes se paran frente al escenario y los hay de todos los colores: los que están tranquilos, los que no están tranquilos y quienes no están nada tranquilos; es decir, arman el slam donde saltan y ríen a pesar del poco espacio.
Descartes a Kant se despide, es su última presentación del año. Sin embargo, la locura sonora continúa en el aire del Cenart, donde quedan los sueños y las melodías de una de las agrupaciones mexicanas independientes más queridas por sus seguidores, como lo demuestran al término de la presentación.