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Por Ángel Caballero
@AngelReject
“El prisionero más caro en la historia de Gran Bretaña”, esto no es un eslogan publicitario, es la advertencia de que Bronson (o El Prisionero Más Peligroso) es más que una excelente película biográfica; es el retrato de una persona demente y salvaje, que se vuelve misteriosa y atractiva por el sobresaliente montaje cinematográfico realizado por su director Nicolas Winding Refn, y protagonizada por el no menos extraordinario, Tom Hardy (Bane).
Basada en la historia real de Michael Gordon Peterson, quien en 1989 adaptó el nombre del actor Charles Bronson como Charlie Bronson; este largometraje nos remonta inevitablemente a la poderosa adaptación cinematográfica A Clockwork Orange (La Naranja Mecánica).
Bronson (Tom Hardy), nos cuenta en primera persona sus violentas vivencias –que en realidad son más comunes de lo que quisiéramos pensar–, dentro un teatro lleno en el que los espectadores lo escuchan, se ríen con él y le aplauden, todo lo cual es una representación de lo que sucede en su cabeza.
Pues vive de forma sádica, cruel y sin sentido, pero para él es la más natural y libre forma de expresión, simple y sencillamente porque nadie lo puede detener… a menos que estén bien armados, equipados y en grupo.
Cuando esta película tuvo su premier en Londres, por allá de 2009, al finalizar la cinta un mensaje grabado fue transmitido a todos los asistentes: “See you at the Oscars” (Los veo en los Oscar). Dicho enunciado fue pronunciado por el mismísimo Michael Gordon Peterson, quien se encontraba preso pero ya había visto el retrato que Tom Hardy había hecho de su enferma persona.
Misteriosamente la película no causó el revuelo que debería haber causado. Sin embargo sí se reconoció el trabajo de Hardy con premios y nominaciones a Mejor Actor, pero sólo en Gran Bretaña.
Bronson, un largometraje indispensable para los que saben que la mente humana engendra horrores inimaginables.
