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Por: Montserrat Antúnez Estrada
Los versos de la canción “Ciervos” como himno de despedida: “Tenemos ganas de correr / Hasta implotar en un oso / Y brillar, y bailar”. Los aplausos del público son los ‘gracias’ no dichos. Algunos asistentes gritan. Piden otra canción. Se niegan a aceptar que Astro no los volverá a deslumbrar.
(9 de mayo, 2016)
Oscar, originario de Puebla, se había resignado. Ninguno de sus amigos podía viajar a la Ciudad de México con él, por lo que no iría al concierto de su banda favorita. La decisión estaba tomada hasta que, por medio de Facebook, la agrupación chilena confirmó la noticia que algunos medios habían difundido: “Astro llega a su fin. Nuestros caminos se separan y cambian de horizontes”. Oscar no dudó. Viajaría solo. Debía escucharlos por última vez.
(13 de mayo, 2016)
En el Foro Indie Rocks cientos de personas se reúnen para despedir al cuarteto que, en 2009, sorprendió con su EP Le Disc de Astrou. “No podía perdérmelo. Sus canciones me gustan, hablan de la naturaleza y tienen un estilo muy raro”, comenta Diana, quien vino desde Guadalajara junto con sus amigas. No entienden la razón de la separación.
En 2015, Astro publicó su segundo álbum de estudio: Chicos de la Luz. En entrevistas la agrupación conformada por Andrés Nusser (vocalista, teclado y productor), Octavio Cavieres (batería), Lego Moustache (percusiones y bajo) y Zeta Moustache (teclado y percusiones), comentaba estar satisfecha con el nuevo proyecto porque significaba un crecimiento en su música.
Pese a eso, el grupo chileno decide sólo tocar “Caribbean”. Al cantar “Colombo”, en un intermedio de música, los asistentes repiten los versos: “Ojalá se queden y que no se vayan”. Andrés Nusser agradece con una sonrisa y los invita a seguir cantando.
Un juego de luces amarillas anuncia la siguiente canción: “Le Golden Ballon”. El equilibrio entre la combinación de sintetizadores, tambores, bongoes y bajo son muestra del crecimiento de Astro a lo largo de siete años.
Nusser baja del escenario. Su rostro apenas se ve ya que su largo y rubio cabello lo cubre. No suelta el bajo. Va de un lado a otro. Un grupo de asistentes se acerca a él, se detiene y se deja fotografiar. Regresa a la tarima. Pone el bajo en el suelo y continúa tocando.
Los integrantes de Astro brindan con tequila y agradecen al público de la Ciudad de México, ese que en el 2010, durante su presentación en el Vive Latino, aclamó la canción “Maestro Distorsión”.
El concierto continúa con las canciones “Drogas Mágicas”, “Miu-Miu Reaparece” y “Pepa”. En los álbumes, las melodías mantienen un ritmo tranquilo. Sin embargo, en vivo, Astro crea nuevas versiones de estas. Al alargar las notas les agrega dramatismo.
Es el turno de “Volteretas”. Al terminar, Nusser se peina con sus manos y, con un gesto de preocupación se dirige al público: “Cada canción que pasa nos acerca más al final y nos da mucha tristeza”.
Los músicos chilenos dejan de tocar sus instrumentos para dirigirse al centro del escenario y se abrazan. Mencionan que la decisión de separarse no tuvo que ver con problemas dentro de la banda. Al interpretar “Manglares”, los integrantes de la agrupación toman un par de baquetas y tocan por varios minutos más.
El boom de Astro fue casi inmediato. Con su primer EP fueron invitados a tocar al Vive Latino, posteriormente en festivales como Lollapalooza, en Chicago; Mysteryland, en Amsterdam; y el Primavera Sound, en Barcelona.
Tan sorprendente como su ascenso lo fue también la decisión de separarse. Ahora los chicos de Astro se darán tiempo para realizar proyectos individuales, como ha mencionado Andrés Nusser, y en equipo, como el álbum de Zeta y Lego.
En el escenario, los músicos chilenos cantan y tocan sus instrumentos con energía en canciones como “Coco”. Los cuatro se reúnen y hacen una pequeña reverencia para agradecer a quienes, esta noche, son testigos de la última vez que Andrés, Octavio, Lego y Zeta brillarán juntos como Astro.
Fotos: Michael Martínez López y la autora
