Es más fácil decir ‘Te amo’, ‘Te quiero’ o ‘Eres mi vida’ que demostrarlo. Y es cuando un familiar se encuentra en una situación crítica o terminal que el cariño real se palpa.
Afortunadamente en México, cuando vivimos circunstancias como estás, tendemos a cuidar, tal vez hasta el exceso, en familia a nuestros enfermos. Pero lo que en un principio no es tan difícil se va tornando complicadísimo.
Suponiendo que el enfermo tenga más de una hija; ellas no pueden atenderlo plenamente por trabajo, éstas a su vez le piden a sus hijos ayuda pero tampoco pueden porque tienen mucha tarea, tienen que estudiar o hasta les da ‘hueva’, etcétera.
Es hasta entonces que recurrimos a enfermeras, no propiamente establecidas y ni siquiera se hacen llamar así. Es mucho más frecuente solicitarle este servicio a una vecina cercana o ‘una conocida’.
Así, estas enfermeras (de oficio) se encargarán de bañar, alimentar, cargar, platicar y establecer una relación que va más allá de la de trabajo.
Tal es el caso de David (soberbio Tim Roth), un enfermero tan capacitado y dedicado que habla de sus pacientes como si fueran él mismo o un familiar sumamente cercano. Hace todo lo que sea necesario para brindarle un servicio que se vuelve algo más que eso, surgen casi a priori la complicidad e intimidad.
La cual incomoda a los propios familiares, como a la de John Sterling (un divertidísimo Michael Cristofer) los cuales aunque son irresponsables, miedosos y malhechos, demandan a David so pretexto de acoso.
Se dieron cuenta que el señor veía pornografía en su iPad, lo que en realidad era una de las últimas formas de placer que tenía John, puesto que la disfruta aunque ni siquiera se masturba al verla.
De esta forma el también director de la popular Después de Lucía, Michel Franco, regresa a la pantalla grande con una historia muy personal, seguramente por eso la cinta es interesante, divertida y aleccionadora sin necesidad de ser panfletaria.
Además, Franco recurre al establecimiento de cámaras fijas que contrario a lo que podría parecer a simple vista, dan un sentido de intimidad y misterio que nos hace sumergirnos en su historia. La cual es tan buena que nos recuerda a maravillosas películas como Amour (Michael Handke, 2012) e Intouchables (Olivier Nakache y Eric Toledano, 2011).
Y salvo por unos pequeños baches narrativos, Chronic (El Último Paciente) es una obra redonda que nos recuerda que no hay ‘cine de arte’, el cine es arte, o no es más que un método mercadológico; léase, Batman V Superman, The Revenant, Divergent, The Hunger Games,…
Texto: Ángel Caballero (@AngelReject)
Fotos: Cortesía