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El escultor Javier Marín cumple 30 años de carrera artística. Jovial, con una gran energía, el artista celebró este aniversario al lado de Buchanan’s, empresa con la que, según el creador, tiene varios puntos en común, sobre todo en los temas filantrópicos.
La primera parte de su celebración fue el montaje de las exposiciones Corpus/Terra, las cuales permanecieron en el Palacio de Iturbide y en el Antiguo Colegio de San Ildefonso. El destino de estas exhibiciones, aseguró el escultor, oscila entre varias propuestas. En México podrían ir a Guadalajara y Guanajuato, también hay propuestas para llevarlas a Pisa, Italia, y a Lugano, Suiza.
A Marín le faltan muchas piezas por realizar, “es un proceso de vida que dura toda la vida, no se acaba ni tiene fechas ni nada. Es un proceso de vida y crear es lo que me ocupa a mí y me ocupará me imagino hasta el último día de mi vida”.
Para sus tres décadas como escultor subastó tres cajas que diseñó para la botella de Buchanan’s 18 años, así como una pieza que considera es la más emblemática de su trabajo: una cabeza que está hecha en semillas de amaranto y resina de poliéster.
Lo que salió de ahí fue directamente a los programas de la Fundación Javier Marín, entre ellos el de Encuentros, que nació a la par de la fundación e intenta ayudar a los artistas emergentes en su proceso de profesionalización.
La Fundación Javier Marín es una asociación sin fines de lucro que abre un espacio a la investigación, vinculación y profesionalización de las artes plásticas y visuales.
Existen varios artistas a los que Javier Marín ha invitado a colaborar en su taller o, bien, les ha brindado apoyo para la difusión de su trabajo. Así mismo, es promotor de varias causas altruistas; a través de la donación de su propia obra o de su participación directa en diversos proyectos de impacto social.
Redacción (@RevistaExt)
