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Por: Arantxa Castillo
La Chica Danesa (The Danish Girl), el más reciente filme del cineasta británico Tom Hooper (El Discurso del Rey, Los Miserables); relata con tintes de impecable elegancia y romanticismo, el cambio de sexo del pintor danés Eignar Wegne a Lili Elbe, la primera mujer transexual en la historia que se sometería a una operación de reasignación de sexo y la atípica relación con su esposa la también pintora Gerda Wegener.
La película basada en la novela homónima de David Ebershoff, se inicia en los años veinte con el romance de los jóvenes esposos Gerda y Eignar que comparten la pasión por la pintura. Un día, justo cuando la modelo de Gerda no ha venido, esta le pide a Eignar de favor que se mida unas medias de seda, unos zapatos de tacón y que sostenga un vestido para poder terminar los pliegues de su cuadro, esta experiencia desencadena la transformación del deseo reprimido de Eignar por ser una mujer.
Uno de los aciertos del filme es la actuación de Eddie Redmayne, quien hace un año conquistó a la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas (AMPAS, por sus siglas e inglés) con su interpretación de Stephen Hawking.
Quien esta vez encarna a la chica danesa, con la elegancia y el encanto femenino, sorprendiendo de nuevo con cada mirada y cada gesto, llanto o sonrisa, mostrando una naturaleza frágil que va cayendo en la vorágine de la desesperación por ser una mujer, e ir dejando atrás su identidad masculina, razón por la cual se ganó una vez más la nominación a ‘Mejor Actor’.
La actuación de la intérprete sueca, Alicia Vikander, que fue la la actriz revelación del año, logra encantar al espectador, pues es en quien reside gran parte del conflicto de Lili, siendo su esposa, amiga, y protectora. Conmueve la manera en que su personaje sufre a través de la transformación de Eignar, y la nostalgia por ir perdiendo a su marido.
La Chica Danesa nos ofrece una cinta llena de encanto visual con la estética particular del art noveau y art decó de la vida parisina de los años veinte, y en la fotografía, Danny Cohen nos adentra una vorágine de imágenes panorámicas de ciudades europeas, que nos dejan sin aliento y permite la contemplación de dichos lugares, tales como; Noruega, Berlín, Bruselas y Copenhague.
El vestuario es excepcional, diseñado por el español Paco Delgado, quien ha trabajado dos veces para Pedro Almodóvar (La Piel Que Habito y La Mala Educación), y a través del vestuario comunica las distintas etapas de su personaje principal.
Pues durante las primeras escenas, podemos vislumbrar a un Eignar con camisa blanca cerrada hasta el cuello y perfectamente lisa, con pantalones sastre y un peinado impecable, todo lo cual refleja la rigidez del personaje para después verlo interactuar con vestidos de bailarina dignos de alguna pintura del pintor impresionista Edgar Degas, impregnandole ese toque colorido, discreto y femenino que le da el sello característico a Lili Elbe.
Al final, la cinta no logra encantar a pesar de las buenas actuaciones y excelente producción. Principalmente, debido a que el controversial tema de la transexualidad, es pobremente abordado en su guión, el cual nos deja con la sensación de que faltó algo más.
Pues la forma de llevar los dos conflictos principales: el problema de identidad sexual de Lili y la relación con su esposa Gerda; se banalizan, dejando un hueco profundo al retratar la complejidad emocional de ambos personajes al enfrentar la transexualidad de Lili y se centra más en los sentimentalismos, forzándola a entrar en el gastado terreno del romanticismo, yendo más en los posibles amoríos que podrían suceder dentro de la historia.
Fotos: Especiales
