“Para conseguir libertad no hay que moverse de país, sino de aquí adentro. Hay que mover nuestra mente”, aseguró en conferencia de prensa Salma Hayek, productora de esta cinta que se adentra en la vida de un poeta perseguido políticamente y hecho prisionero en una pequeña casa, casi totalmente aislada. Y sin embargo, con su poesía, pintura y la intromisión de la pequeña Almitra, es libre. ¿Cómo es esto posible?
Fácil; Mustafá ha cultivado con el paso de los años, experiencia y paciencia que le han hecho ganar sabiduría, la cual no sólo plasma en su arte, sino también en su forma de vivir. Lo que lo volvió “peligroso” para el establishment.
Lo cual se comprueba en el transcurso de la película, que emplea diversas y bellísimas técnicas de animación. Así, nos daremos cuenta que prácticamente todo el pueblo de Orfalís lo apoya.
Sin necesidad de ubicarnos en un tiempo y lugar determinados, ni razas o naciones, El Profeta bien se podría ubicar en México, Afganistán, Irán, China, Bolivia, España, en fin; cualquier lugar donde dialogar, razonar y pensar sea peligroso.
Almitra (más sonidos que voz de Loreto Peralta), no habla desde hace dos años, cuando falleció su padre. Así que su madre, Kamila (voz de Sandra Echeverría) ha tenido que lidiar, más que disfrutar, de su hiperactiva hija.
Factor que funciona perfectamente para hablar indirectamente de todas aquellas mujeres que están en búsqueda de su voz interior. Algo que puede sonar hasta ridículo, pero en ambientes tan hostiles como Medio Oriente, donde las mujeres son tratadas como objetos, se convierte en algo fundamental.
Entre tantos apartados, no por nada en este largometraje intervienen nueve directores, los del Amor y Matrimonio podrían ser de tus favoritos, pues aborda el tema de maneras fabulosas, con reflexiones tales como: “Estén juntos, pero no demasiado, porque hasta los pilares del templo están separados” o “Dense uno al otro del mismo pan, pero no coman de la misma hogaza”.
El Profeta: Adaptación cinematográfica de la obra del maestro libanés Kahlil Gibran, que a final de cuentas cumple con creces lo que bien dice Mustafá, “Todos estamos solos en nuestro entendimiento”; por lo que no hay mejor manera de recomendar este largometraje que asegurando que se vive una experiencia fascinante y cautivadora. Lo que, por lo menos, ya la hace superior a la mitad de las producciones nominadas este año a los Oscar como Mejor Película.
Por: Ángel Caballero
(@AngelReject)