Por Néstor Ramírez Vega
@NestorRV
Hace unos días The New York Times escribió una lista con destinos turísticos imprescindibles en 2016. Aplaudí la aparición de la Ciudad de México, (genial, primer lugar a pesar de sus problemas) pero otro lugar hizo clic cuando lo vi, Todos Santos, en Baja California Sur.
¿Por qué Todos Santos? En ese momento leía el libro que a continuación comentaré. Todos Santos de California es el título de la obra con la que Luis Felipe Lomelí mereció el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 2001. El libro que aparece bajo el sello de TusQuets reúne una serie de narraciones que nos cuenta un problema: el narcotráfico.
Son nueve los relatos que dan cuerpo al libro. Entre cada uno de ellos hay una conexión por los personajes y las acciones; es decir, son un rompecabezas que exhiben cómo es que el fenómeno del narcotráfico no sólo trata de quienes están envueltos en estos negocios, sino familias y jóvenes que parecieran distantes al problema.
Este libro aborda al narcotráfico de manera implícita. No es una obra que refleje a un Pablo Escobar o una Teresa Mendoza, tampoco comenta sobre el traslado de producto y los negocios entre carteles, sino expone a estudiantes que protestan por la matanza de ballenas, un padre que hace lo que sea para que su hija estudie, un oaxaqueño esclavizado en California…
El personaje principal del libro, y de quien podremos apreciar su evolución, es el güero Luis. No sé si esté en lo correcto, podría errar, pero en el primer cuento, “Huatero”, vemos a un güero que está aprendiendo igual que “Chuy”, el principal de esta narración. Por otro lado, en “Mar Bermejo”, conocemos el pasado y el porvenir de este individuo que pasa de subordinado a patrón.
Lenguaje sencillo que retrata el habla local. Exquisito, sencillo, pero a la vez crudo por el tema. Hay momentos en que puede bajar el ritmo, pero al encontrar las conexiones se vuelve adictivo. Su último relato, “Al Fin y Al Cabo”, es triste y emocionante, quita el velo de la uniformidad y muestra la paradoja del ser humano en su máxima expresión.
Ese cuento marcado por el caso “Christine”, discoteque de Puerto Vallarta, abre sendas al final del texto. El autor es amable y deja que el lector imagine el otro final del libro, la continuación de su narración. No, él no escribe el conflicto final, si hay caídas o no. Al final, la última palabra es de usted.