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Muy poco se habla de él, pero ah, qué importancia tiene a nivel sociocultural. Sí, hablamos del himen, esa delgada capa que tiene una serie de mitos que muchas veces ocultan la realidad y su belleza.
Nuestras abuelitas nos han dicho que una mujer debe sangrar en la relación sexual para saber si es verdaderamente virgen, pero esto es un equívoco, pues el himen no tiene relación con ello.
El himen, supuesto delator de la virginidad femenina, es un tejido elástico irregular que puede tener diferentes formas, aunque nunca cubre completamente la entrada vaginal para permitir el flujo de la sangre menstrual.
Cada mujer tiene un himen diferente: hay de color rosa, otros ligeramente más transparentes, hay algunos más gruesos que pueden verse un poco blancos. En fin, hay tantas formas, regulares e irregulares, que hacer una cartografía del himen es imposible.
Su elasticidad provoca que no se rompa, sino lo contrario, se estira y provoca un orificio más grande, pero cada vez más suave. A pesar de ser una parte nata de la mujer, hay quienes pueden nacer sin él, incluso pierde su forma regular con actividades físicas, golpes bruscos y la masturbación.
Su finalidad aún no está clara, aunque ayuda en el sangrado menstrual y, presuntamente, evitar la entrada de gérmenes a la vagina. Para nada indica la virginidad de la mujer, así que te invitamos a que conozcas tu cuerpo.
Redacción (@RevistaExt)
Imágenes: Especiales
