Mantener diariamente durante casi un mes en cartelera una obra de teatro, pocas veces será tan desgastante y complicado para su elenco como en La Gaviota, dirigida por Diego del Rio, del legendario narrador y dramaturgo Antón Chéjov.
Irina Arkádina (Blanca Guerra) es una diva del teatro que se encuentra de visita en la finca de su querido hermano Sorin (Odiseo Bichir), lugar donde convergerán otros siete personajes que paso a paso le van dando un alto grado de complejidad a sus relaciones, haciendo de esta reunión familiar una bomba de tiempo.
Irina es una madre de familia egocéntrica, problemática y burlona, a grado tal que la confianza de su hijo, Kostia (José Sampedro), ha sido mermada a lo largo de los años. Aún así, él se las ha ingeniado para hacer lo que tanto le apasiona, escribir teatro. Al presentar su obra más reciente a su familia, descubrirá que su mamá no tiene empacho en decir lo que piensa, sin pensar en lo que dice, desencadenando el principio del fin.
Ella parece estar profundamente enamorada de Trigorin (Mauricio Garcia Lozano), un aparentemente exitoso escritor, que en realidad es reconocido debido a su relación con Arkádina. Aunque ésta, de hecho, por momentos lo trata más como si fuera su hijo. Además, todo se complicará cuando Trigorin quede prendido de Nina (Paulette Hernández) novia, hasta entonces, de Kostia.
Por su parte, Polina (Pilar Flores del Valle) es una mujer reacia, vive en la finca de Sorin alejada “de la gran ciudad”, con su esposo (a quien nunca veremos) y a su hijo Medvedenko (Carlos Valencia), éste está perdidamente enamorado de Masha (Adriana Llabrés).
Medvedenko la seguiría (de hecho lo hace) a todas partes, si ella se lo pidiera, pero ésta se mantiene más ocupada en sus depresiones y tristezas. De hecho, parecerá más interesada en Trigorin y Kostia, que en su desdichado prometido. “Mejor estar casada y olvidarse del amor[…] Voy a tener nuevos problemas, que me harán olvidar los viejos”, sentencia Marsha para seguir demostrando su desprecio a la vida y rechazo a Medvendeko.
En general, la familia es el núcleo medular que nos educa, ayuda a desarrollarnos, nos fortalece y alienta. Éste no es el caso de Irina, Kostia y demás personajes. Por lo tanto, La Gaviota llega en una temporada ideal, pues las fechas decembrinas sirven para unir a las familias y, en muchos casos, también para conflictuarlas.
Perturbadora, honesta y salvaje; La Gaviota nos mantiene interesados en todos lo personajes de la historia, porque todos los histriones en escena (y hasta fuera de ella) dan muestra de sus tablas actorales. Siendo las actuaciones más impactantes y sustanciales aquellas en las que participan Blanca Guerra, Odiseo Bichir, Carlos Valencia y Adriana Llabrés.
Texto: Ángel Caballero
Foto de Portada: Ana Isabel Alcantar
A partir de hoy y hasta el 8 de enero, funciones diarias en el Foro Shakespeare. De lunes a sábado a las 20:30 horas, y los domingos a las 18:00 horas; La Gaviota sólo descansará los días 24 y 31 de diciembre. Dirección, Diego del Río.