En menos de 10 minutos podemos ver que chica con muchos problemas psicológicos y mentales se encuentra en una relación amorosa que tiene de todo menos romance.
Su novio la apoya al 100 por ciento aún pese a las entrometidas opiniones de sus mejores amigos. Aparentemente ambos podrían vivir un noviazgo ideal, si ella siguiera en terapia y si él fuera un poco más decidido.
A todo esto se le suma un detallito: Su hermana menor se suicida… y de paso asesina a sus padres.
Así es la introducción de Midsommar. Así se hace una cinta de terror actual, sin nada más escalofriante que la cruda verdad: Una juventud sin futuro, en relaciones emocionales laxas de importancia y sin inteligencia emocional.
¿Una tela puede dar miedo? Por supuesto que sí. Y Ari Aster (director) lo hace en unos 15 segundos, pese a que ahora estamos en una preciosa isla sueca en un jardín de ensueño, pero habitada por una comuna muy particular.
Todo forma parte de la pesadilla de la que ya formamos parte. Sólo no intentes contraatacar lo inevitable, y prepárate para lo peor. Porque aquí todo es posible.
Y pues ya. Todo lo demás que pueda describir no lo creerías. Así que mejor vívelo, con mucha calma y paciencia, y tal vez, sólo tal vez, así podrás ver una de las películas más impresionantes e increíblemente cercanas a la ancestral cultura maya y azteca que tanto decimos querer pero que nunca estaríamos dispuestos a revivir.
Si con Hereditary (El Legado del Diablo) Aster ya había cautivado a muchos amantes del género, con Midsommar se pone a solo unos pasos de maestros como Roman Polanski y Stanley Kubrick.
Con música magistral e imágenes preciosas Midsommar comprueba que lo hermoso, por más bello que se vea; puede ser tan cruel, sangriento y escalofriante como cualquiera.
Por: Ángel Caballero (@AngelReject)
Fotos: Especiales