0
0
Por Jocelyn Medina.
Después de varios días de estar en cartelera como una de las películas más taquilleras del país, la película Intensamente, de Disney-Pixar, nos deja más de un par de reflexiones a nivel psicológico y por qué no, haber soltado unas lagrimas al identificarte con las circunstancias en el tránsito de la trama.
Hacer creativos personajes para representar a las emociones de una niña que está a punto de convertirse en adolescente, alegría, tristeza, desagrado, furia y temor. Sí, esos son los nombres de los personajes, ¿adjetivos?, sí los adjetivos que describen los estados anímicos, se convirtieron en sujetos. Claro algo más complejo y elaborado que los “emoticons” de algunas redes sociales.
Tal y como lo propone el tráiler de la película, ésta cumple con dar respuesta a aquellas voces que transitan en tu mente, con los que peleas en el interior para tomar una decisión, o simplemente te convierten en voluble. Eso es lo que una persona con nulos conocimientos de psicología pensaría, en calidad de imaginación de niño.
Pero en esta ocasión, Intensamente resultaría un poco compleja para una persona que no ha pasado por la adolescencia, los niños definitivamente no la dirigieren, un adolescente de inmediato identificaría cada aspecto o circunstancia.
Sobre todo la referente a la alegría y la tristeza, estas emociones en ningún momento de la película se separan, y el personaje que representa a la primera, descubre y acepta que en toda circunstancia de felicidad, siempre antecedió un panorama gris y triste.
Por eso, es que la problemática de la película de Pete Docter y Ronaldo Del Carmen es el derrumbe de los elementos de la personalidad y la transformación niño-adolescente las que traigan una solución y un cambio importante en la vida de Riley, la protagonista, quien ahora experimenta la mezcla de emociones.
La dirección en “el comando central” de la mente, es diversa, en la madre de Riley, así como su profesora es la tristeza, en su padre la furia, y bueno ya saben, todo cambia con la edad.
