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Conmover, entretener y reconciliarnos con la vida, es el objetivo principal de Todos Están Muertos. Y así lo plasmó la directora española Beatriz Sanchís, quien además involucró y marcó para siempre al increíble elenco, mayoritariamente femenino, que reunió para ésta, su ópera prima.
Así, España y México se unen para crear una largometraje que aunque está hecho en su totalidad en tierras ibéricas, cuenta con un espíritu mexicano que la acompaña a lo largo de sus 88 minutos de duración. Las presencias de la maestra Angélica Aragón y la imponente Patricia Reyes Spíndola, complementan a la perfección esta historia protagonizada por la multifacética Elena Anaya.
Por una agorafobia desatada después del accidente automovilístico que le quitó la vida a su hermano Diego, Lupe (Anaya) vive encerrada en su casa. Nadie diría que esta chica, que depende para todo de su madre (Aragón), y con un hijo adolescente (Christian Bernal) que la detesta, fue una estrella de rock en los 80. Su madre, cansada de ver a Luoe recluida en su casa, sin hacerse cargo de su hijo, buscará contactar por medio de una medium (Spíndola) a Diego. Éste, volverá a casa con el aspecto de siempre: un chaval de veintipocos de mirada ausente; lo cual no implica que esté vivo.
Siendo muy joven, Sanchís sufrió la muerte de su mejor amigo, no poder haberle dicho adiós la impactó, y por eso la premisa de su cinta recita: “Es duro decir adiós, pero es más duro decir adiós sin despedirse”.
En conferencia de prensa, la directora Beatriz Sanchís, las actrices Elena Anaya, Angélica Aragón y Patricia Reyes Spíndola, así como las productoras de la cinta, Inna Payán y Laura Imperiale; dieron diversas razones del por qué este largometraje es tan especial para ellas.
Para Payán e Imperiale, la colaboración binacional hecha en esta cinta es el ejemplo perfecto de que Iberoamérica se tiene que juntar más para realizar este tipo de películas. Aseguran que los personajes españoles y mexicanos encajan perfectamente, por lo que esta co-producción es histórica.
Se llegó a decir que el protagónico que realiza Anaya en La Piel Que Habito de Pedro Almodóvar, fue escrito especialmente para ella, al igual que Lupe en Todos Están Muertos, pero: “Con permiso de Pedro, éste ha sido más bonito. Es un personaje muy constructivo con el que quedé maravillada. Como actriz fue muy bello hacerlo, pero como experiencia vital fue aún más trascendente. Lupe me enseñó muchas cosas, me ha convertido en una mujer con muchas ganas de vivir”, detalló Elena.
Aunque la participación de Reyes Spíndola es relativamente pequeña, para el desarrollo de la película es esencial, por eso cuando se unió al proyecto y le dijeron que la escena por la que “había cruzado el charco” se eliminó le pidió a Bea (Sanchís) que la viera realizarla: “Si no le gustaba pues ya ella me iba a decir, pero al menos tenía que verme hacerla. Afortunadamente le encantó y se reincorporó a la película”, cuenta emocionada Reyes Spíndola.
Para la directora de Todos Están Muertos, su cinta esconde un homenaje a los mexicanos. Porque el largometraje habla, sobre todo, de la aceptación de quien uno es, de donde uno viene, y de la muerte. Y el pueblo mexicano es uno de los que mejor acepta y respeta a la muerte.
Por eso, a decir de la maestra Aragón, el guión de Todos Están Muertos, está escrito con una certeza muy evidente de lo que quería contar. Con la que (Sanchís) quería exorcizar su alma.
“Creo que hubo un acierto muy bueno al integrar todo el elenco joven español que arropan de manera extraordinaria la película; quienes seguramente, tendrán gran porvenir después de estar al mando de Sanchís”, aseveró Angélica Aragón.
Texto: Ángel Caballero
Fotos: Marco Sauce
