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Por Néstor Ramírez Vega
@NestorRV
Ramón Martínez Ocaranza fue un poeta mexicano; aún más que eso, fue un poeta maldito que nació hace 100 años en Michoacán. Para honrar su memoria y su obra emotiva se rindió en el Palacio de Bellas Artes un homenaje al autor de Patología del ser.
Iván Cruz, Israel Ramírez, Evodio Escalante, Roberto López Moreno y Enrique González Rojo recordaron la obra y cualidades de Martínez Ocaranza, cuya obra fue escrita en su estado natal y no en la capital del país.
El poeta Israel Ramírez aseguró en entrevista con EXTENSIÓN que la figura de Martínez Ocaranza cayó en el desconocimiento por una centralización en la circulación de la literatura. “Si no estás en el DF es muy difícil que te conozca la crítica, que se exhiba tu obra”, detalló que su estilo no se acerca a lo canónico y sí a lo marginal.
Agregó que en su escritura podemos encontrar rasgos de poeta maldito, lo cual lo hace más difícil de leer. Destacó que conseguir las obras de Ocaranza era difícil, por lo que celebró el trabajo hecho por Ediciones Malpaís.
Para revalorar su obra dijo que “habría que destruir esa visión que ha hecho daño mucho daño sobre la poesía mexicana, el dividirla en dos bandos”, pues Ocaranza no está en ninguno y muestra que “la tradición es mucho más rica de lo que nos han dicho”.
Evodio Escalante dijo que “Martínez Ocaranza desestima la categoría de lo bello. Esto lo hermana con Huerta y con Revueltas, sólo que el magisterio negro de esta sintáxis ya le parece sospechosa, prefiere lo estridente, salirse de tono” y prefiere “tirar a la reina belleza y arrastrarla por los burdeles del verso y encararla con el polvo y la ceniza”.
Por su parte, Enrique González Rojo dijo que un escritor debe primero hablar primero con los muertos, después con los vivos y finalmente consigo mismo, elementos que logró con creces Martínez Ocaranza. Aseguró que “aunque no suficientes, indispensables, no obligatoriamente sucesivos, para mantener buenas relaciones con Apolo y Dionisos”, pudo tutearse con las musas y robarles sus secretos.
Gonzalez Rojo esperó que la serie de homenajes al poeta michoacano “traigan, por fin, el reconocimiento, la apreciación, la lectura, el estudio y la publicación con crítica de sus obras completas, la rectificación de la crítica cegatona”, y revalorar la obra de Martínez Ocaranza, así como ubicarlo en el lugar que le corresponde en la historia de la poesía mexicana.
