Creer que los niños son puros y castos, es tener una mentalidad de violador de menores. Por eso tratar de entender que sus microcosmos son tan o más complejos que los de cualquiera, causa tanto terror y prefieren minimizarlos, por no decir, pendejearlos. Lo que da como resultado la apabullante distribución y “éxito” de vulgaridades como Frozen, Cars, Beauty and the Beast, Finding Nemo, Trolls, etc., etc., y etc.
Sin embargo, La Vida de Calabacín representa un rayo de luz en las tinieblas cinematográficas infantiles. Y aún así tiene un error imperdonable: ¡Dura muy poco!
Conmovedora, cruel, hilarante y tierna, es esta película animada que pese a los meses de retraso en su fecha de estreno en México, por fin podrá ser apreciada en todo su esplendor; puesto que no necesita de publicidad basura, efectos especiales apabullantes ni mucho menos historias mediocres propias de Televisa, tales como Alien: Covenant, King Arthur: Legend of the Sword ó Cómo ser un latín lover, respectivamente.
Ma Vie De Courgette es un largometraje que niños y jóvenes podrán apreciar, pero que un público crítico, sensible y hasta estudioso de la cinematografía mundial, valorará en alto grado puesto que los temas que trata son tan humanos como crudos.
Calabacín es un niño que después de perder a su alcohólica madre, a la que incluso podría haber matado, tiene que ingresar en un orfanato con otros niños huérfanos de su edad.
En un primer momento se esforzará por encontrar su lugar en este nuevo medio hostil. Pero la ayuda de posibles nuevos amigos, tal vez le enseñen a confiar, encuentra el verdadero amor y hasta una nueva familia.
Puesto que aunque la muerte, la soledad y la violencia podrían empequeñecer a cualquiera, en La Vida de Calabacín se muestran como lo que son: partes naturales en el desarrollo de los seres humanos.
En La Vida de Calabacín no es necesario que se reproduzcan las vivencias de todos y cada uno de los huérfanos; pues una breve, fría y perturbadora narración del bully del lugar, basta para ver lo que pasa por las cabezas de cada uno de esos encantadores chamacos que pese a su stop-motion son mucho más humanos, sensibles y originales que actores de carne y hueso.
Hay un trabajo de arte tan preciso que es casi inevitable ubicarnos en el lugar donde se desarrolla (Suiza) y que, combinado a la acertada complejidad narrativa y lenguaje sencillo, mas no simplón, también podría suceder en México, Francia, Colombia, Japón,…
La Vida de Calabacín; una de las películas más complejas e importantes del año pasado… y del presente. Lo cual fácilmente podría darle el mote de clásico instantáneo. Pero repito, se va como agua.
Por: Ángel Caballero
Fotos: Cortesías