División Minúscula es de las agrupaciones que apoya a otras bandas dejándolas tocar al inicio de sus conciertos. En esta ocasión, la banda telonera en el Coloso de Reforma era Belako, un grupo de post-punk español, quienes eran muy bien recibidos por el público.
En el escenario ya estaban los instrumentos musicales, en el fondo una manta que simulaba el desierto con una carretera en tonalidades azules y grisáceas, el cielo rojo. En la parte inferior derecha, la leyenda: “Secretos”. Antes de la salida del grupo tamaulipeco se escuchaban gritos en el público. Las primeras notas de “Juicio”, “Frenesí” y “Miss Terrorista” sonaron en el Auditorio Nacional. Con juegos de luces moradas, azules y rojas, División Minúscula continuaba esta velada con “Sin Nombre” y “Secretos”, ésta última, coreada y aplaudida por los asistentes.
“Buenas noches, Auditorio. Somos División Minúscula”, decía Javier Blake antes de continuar con el siguiente bloque de canciones. En el escenario se cambiaba la manta por una de un puente. La banda interpretaba éxitos como “Televidente”, “Extrañando Casa” y “Hombre Nuevo”. El grupo originario de Tamaulipas cumplía con su promesa de quitar algunas butacas del Auditorio Nacional, ya que enfrente tuvieron un área como si fuera una pista.
“Muchísimas gracias por estar aquí. Las nuevas canciones de ahorita son de un disco llamado Extrañando Casa que cumple 15 años, este año. Este aniversario también es de ustedes. ¡Feliz primer quince aniversario”, expresaba el vocalista de la banda antes de interpretar “Feliz Primer Aniversario”. Javier Blake hacía breves solos en la guitarra para que el público cantara. La nostalgia llegaba con “Simple”. Los guitarristas en medio del escenario interpretaban una parte en acústico.
Una manta de pantera hace que la audiencia viaje hacia otra etapa de División Minúscula. Juegos de luces rojas y azules al ritmo de la batería antes de “Veneno Es Antídoto (S.O.S.)” y “Soundtrack”. Un sonido acústico de las guitarras y algunos gritos en el público hacen posible “Martes”. Javier con su guitarra eléctrica beige con negro transmitía otro momento de nostalgia con el clásico “Me Tomé Una Pastilla”.
Vestidos de negro, los integrantes trasmitían toda su energía al público. El vocalista se acercaba a cada uno de los extremos del escenario y miraba a las personas del balcón. En versión acústica daba inicio “Sognare”, mientras hacían una pausa para que el público aplaudiera, para finalizar con la versión original de esta melancólica melodía.
Ahora el turno era para la manta de sirenas. Una alarma sonaba en el Auditorio Nacional. Se prendían y apagaban las luces. Los integrantes agitaban sus cabezas al ritmo de las notas de “Muriendo En Un Simulacro”. De inmediato “Tan Fuerte, Tan Frágil” y “Control” eran de las canciones en las que los fans brincaban al ritmo de la música, incluso, eran de las más coreadas. Algunos acordes aplaudidos por la gente acompañaban la letra de “Crimen”.
“Muchas gracias a aquellos que han estado cada noche en que División Minúscula ha estado ahí. Muchísimas gracias por estar ahorita. Sin ustedes realmente no sería posible a pisar un escenario como este. Muchas gracias por todas esas noches. Muchas gracias por esos aplausos, por ese cariño. Gracias por abrir las puertas a una banda de un ranchito llamado Matamoros”, agradecía Javier Blake.
Un clásico de la banda sonaba: “Las Luces De Esta Ciudad”. La gente grababa con sus celulares. Algunas parejas se besaban. Al final de la canción, Javier se sentaba en el escalón de la batería y mantenía una radiante sonrisa para dar paso a un set acústico.
Con micrófono enfrente, Blake sujetaba algunas plumillas entre sus manos. Lanzaba algunas al frente. Los que estaban en el área como pista, las atrapaban. Cantaba canciones que recordaban la adolescencia de muchos, tales como: “Préstame Tu Piel”, “Casa De Cristal”, “Cursi”, la aplaudida “Maquillaje (De La Forma Más Romántica)” y la alabada “Año Nuevo”. Las luces se apagaban.
“Kiko, ¡te amo!”, “Hazme un hijo, Javier”, “Apúrense porque no voy a alcanzar metro”; eran algunas de las consignas lanzadas por los asistentes mientras se bajaba la manta de pared de ladrillo con la leyenda ‘División’ en letras mayúsculas.
Blake dedicaba “Humanos Como Tú” a “tú sabes quién eres”, decía. El Auditorio se comenzaba a vaciar porque ya pasaban de las 23:00 horas. Esto no era un impedimento para que los que quedaban corearan “Señales”, “Cazador De Sueños”, “Sed” y “Diamantina”.
“¿Cómo van Auditorio?”, gritaba Blake. La audiencia estaba sorprendida por la condición de los División. Habían tocado más de dos horas, casi tres y sin parar, como todos unos profesionales. “Sismo, sismo, sismo”, gritaban al mismo tiempo algunos de los asistentes antes de que iniciara dicha canción.
Gente salía corriendo del Auditorio. Se vaciaban algunas butacas. Otros preferían quedarse hasta que terminara el concierto aunque no alcanzaran metro para escuchar canciones como “Mundo” y “Voces”. ¿Y, por qué no cerrar con “La Última Y Me Voy”? División Minúscula dejaba fascinados a sus fans, quienes hasta al salir del Coloso de Reforma iban coreando sus canciones.
Por: Jacqueline Ponce
Fotos: Cortesía de Ocesa (José Jorge Carreón)