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Después de un maravilloso álbum lleno de ritmos clásicos refrescados con música electrónica, True, Avicii tenía una difícil misión. Bajo ese peso Stories llegó a las tiendas de discos de este 2015, el cual tiene un gran logro que considero enorme defecto: Todos sus tracks son garantía de éxitos radiofónicos.
Seguramente a muy pocos les importará que sus letras, llenas de optimismo, rayen en el fanatismo religioso.
Es imposible que los fanáticos del género no queden enganchados, de una u otra forma, con estas 14 historias que dan prueba irrefutable de que Avicii es una de las máximas estrellas del EDM (Electronic Dance Music).
Ya sea a base de la repetición constante de las canciones en la radio, antros y fiestas, o solamente por ser amantes del género; pero Stories es el ejemplo ideal de un disco pegajosamente perfecto. Que ni así es memorable.
Pues si bien el álbum es disfrutable, bailable y ‘cantable’, tiene terribles desaciertos al contar con melodías que parecen tener gran potencia pero que a la mitad se vuelven ridículas. Tal es el caso de ”True Believer” y “City Lights”, que comienzan siendo portentos sonoros, para culminar como cancioncitas risibles.
Además, no deja de llamar la atención que Avicii, por momentos, parece honrar los sonidos de leyendas de la electrónica como The Chemical Brothers, o de jóvenes y brillantes promesas como Disclosure, pero que al final sólo es una vulgar copia de los primeros.
Aunque, claro está, hay que reconocer los únicos ‘éxitos seguros’ que tienen trascendencia en el disco: “Pure Grinding” y “Can’t Catch Me”.
“Pure…” cuenta con una deliciosa cadencia, propia de los magníficos The XX, pero mezclada con un canto hip-hopero; canción inmediatamente destacable entre tanta fiesta gratuita y optimismo ramplón.
De la misma manera, “Can’t…” resalta fácilmente por que se basa en un sonido y voce reggae, pero sin perder características de la electrónica.
Stories; material discográfico que pudo haber sido para Avicii su escalera al Olimpo, pero que no es más que un descenso lleno de baile y felicidad que por excesivo se torna aburrido.
Por: Ángel Caballero
