Las disputas intestinas harán que el derramamiento de sangre no aquiete la ira de los dioses; al final sólo uno podrá habitar el infértil suelo en que se ha convertido Roma.
Las disputas intestinas harán que el derramamiento de sangre no aquiete la ira de los dioses; al final sólo uno podrá habitar el infértil suelo en que se ha convertido Roma.